
Un pulso militar y político en el Caribe ha alcanzado un punto crítico, donde la escalada de fuerzas entre Venezuela y Estados Unidos trasciende el terreno geopolítico para impactar la estabilidad regional.
Desde finales de agosto de 2025, Estados Unidos ha reforzado su presencia naval en el sur del Caribe con el despliegue del USS Lake Erie, un crucero con misiles guiados, y el USS Newport News, un submarino nuclear de ataque rápido. Esta maniobra se enmarca en una estrategia declarada para combatir las amenazas de narcoterrorismo provenientes de organizaciones criminales transnacionales, según fuentes oficiales estadounidenses.
En respuesta, Venezuela ha anunciado un despliegue significativo de drones, buques y fuerzas de infantería marina en sus aguas territoriales, especialmente en zonas fronterizas como el Catatumbo. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, enfatizó que este refuerzo busca proteger la soberanía y enfrentar a grupos armados que, según él, pretenden incursionar en territorio venezolano.
Desde el gobierno venezolano, la narrativa se ha centrado en denunciar una escalada de acciones hostiles por parte de Estados Unidos. La misión permanente de Venezuela ante la ONU calificó el despliegue estadounidense como una amenaza directa a la paz y seguridad regionales, subrayando la contradicción que representa la presencia de un submarino nuclear en una región históricamente comprometida con el desarme y la solución pacífica de conflictos.
"La presencia de un submarino nuclear, de carácter ofensivo, contradice el compromiso histórico de nuestras naciones y pueblos con el desarme y representa un claro acto de intimidación", declaró la misión venezolana en Naciones Unidas.
Por otro lado, la postura estadounidense es tajante y se basa en la lucha contra el narcotráfico. La portavoz presidencial Karoline Leavitt ha calificado al régimen de Nicolás Maduro como un "cartel del narcotráfico" y ha acusado directamente al gobernante venezolano de liderar el denominado Cartel de los Soles. Esta acusación se suma a la designación de varias organizaciones criminales latinoamericanas como terroristas globales, estrategia que busca legitimar acciones militares y legales en la región.
El despliegue militar estadounidense incluye también un escuadrón anfibio compuesto por el USS San Antonio, USS Iwo Jima y USS Fort Lauderdale, con alrededor de 4.500 militares, incluidos 2.200 infantes de marina, ya posicionados en la zona.
Este choque de fuerzas no solo exhibe un enfrentamiento directo entre dos países, sino que también refleja las profundas divisiones políticas y sociales en América Latina, donde la lucha contra el narcotráfico se entrelaza con disputas de soberanía, legitimidad y poder geopolítico.
Desde la región, las voces se dividen. Algunos gobiernos y sectores sociales apoyan la postura venezolana, denunciando una nueva forma de intervencionismo estadounidense disfrazado de combate al crimen organizado. Otros sectores, especialmente en países afectados por la violencia del narcotráfico, ven en el despliegue norteamericano una oportunidad para contener la expansión de estas redes criminales.
Este escenario se agrava con la falta de mecanismos efectivos de diálogo y la ausencia de confianza entre las partes involucradas. La ONU y organismos regionales como la OEA han llamado a la calma, pero hasta ahora sin resultados concretos que permitan desescalar la tensión.
Conclusiones y perspectivas:
Este enfrentamiento militar y discursivo ha dejado en evidencia tres verdades ineludibles: primero, la región caribeña es un espacio estratégico donde confluyen intereses nacionales y globales; segundo, la lucha contra el narcotráfico no puede ser reducida a operaciones militares sin considerar las complejas raíces sociales y políticas del problema; y tercero, la escalada actual amenaza no solo la estabilidad inmediata, sino también la posibilidad de construir consensos regionales que permitan soluciones duraderas.
El desafío para América Latina será encontrar un equilibrio entre seguridad, soberanía y desarrollo, evitando que la disputa entre Venezuela y Estados Unidos se convierta en un conflicto abierto con consecuencias imprevisibles para toda la región.
Fuentes: Europa Press, Reuters, declaraciones oficiales de los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos, misión permanente de Venezuela ante la ONU.
2025-10-31