Desarticulación de redes de tráfico de drogas en Chile: un mapa fragmentado pero persistente del narcotráfico

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Actualidad
Crimen y seguridad
2025-11-18
Fuentes
cooperativa.cl www.latercera.com elpais.com cooperativa.cl cooperativa.cl www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com cooperativa.cl www.latercera.com cooperativa.cl www.latercera.com elpais.com

- Múltiples operaciones policiales recientes desmantelaron bandas en diversas regiones del país.

- Diversidad de estructuras criminales: desde clanes familiares hasta organizaciones transnacionales.

- Impacto social y judicial: detenciones, incautaciones millonarias y desafíos para la seguridad pública.

En las últimas semanas, Chile ha sido escenario de una serie de golpes policiales contra el tráfico de drogas que, lejos de ser episodios aislados, configuran un patrón complejo y fragmentado de la actividad ilícita en el país. Entre septiembre y noviembre de 2025, fuerzas policiales y el Ministerio Público han desarticulado diversas organizaciones en regiones como Metropolitana, Maule, Los Lagos, O'Higgins y Valparaíso.

En Curicó, por ejemplo, una banda dedicada al tráfico fue desmantelada tras seis meses de investigación, con ocho detenidos y la incautación de drogas, armas y dinero en efectivo. Según el capitán Pablo Fuentes, el operativo se centró en villas residenciales, donde se detectó un centro activo de compra y venta de estupefacientes. Por su parte, la Fiscalía del Maule destacó la complejidad de la red y la distribución de funciones entre sus integrantes.

En la Región Metropolitana, la Policía de Investigaciones (PDI) logró desbaratar un clan familiar en Renca que operaba con ketamina, cannabis y codeína, acumulando más de $8 millones en drogas incautadas. La investigación, que duró casi un año, reveló una dinámica de desplazamiento y reorganización constante de los grupos delictuales para evitar la acción policial. En Lo Prado, también en la capital, otro operativo dejó cuatro detenidos y el decomiso de más de 60 mil dosis, armas artesanales y chalecos balísticos, evidenciando la militarización creciente de los puntos de venta.

El sur del país no ha estado exento. En Osorno, la llamada "Operación Ruta del Dinero" permitió la detención de 17 personas vinculadas a organizaciones transnacionales relacionadas con la temida banda venezolana Tren de Aragua, que buscaba expandir su influencia territorial. La PDI documentó enfrentamientos con traficantes locales en campamentos y zonas periféricas, reflejando la pugna por el control del mercado ilegal.

En O'Higgins, la Fiscalía investiga además un escenario más oscuro: el hallazgo de osamentas y cuerpos en San Vicente de Tagua Tagua, ligados a investigaciones por microtráfico. La complejidad del terreno y las denuncias vecinales apuntan a la existencia de fosas clandestinas y posibles casas de tortura, lo que abre interrogantes sobre la violencia extrema asociada al narcotráfico en zonas rurales y semiurbanas.

Estos casos, sumados a operaciones en Talagante, Curacaví y Arica, donde se desarticularon redes con vínculos internacionales y hasta policías implicados en el tráfico de ketamina, muestran un panorama fragmentado pero persistente. El subprefecto Patricio Moreno, de Renca, señaló que "los grupos delictuales se mueven y reorganizan a medida que se desarticulan los puntos de venta", lo que dificulta la erradicación definitiva del problema.

Desde la perspectiva política y social, estos hechos reavivan el debate sobre las estrategias de seguridad y prevención. Mientras algunos sectores enfatizan la necesidad de un mayor despliegue policial y judicial, otros llaman a abordar las causas estructurales, como la pobreza, la exclusión y la falta de oportunidades, que alimentan el reclutamiento en estas redes.

Vecinos afectados, por su parte, relatan la inseguridad y la violencia cotidiana que enfrentan, y la frustración ante la sensación de que los golpes policiales son solo paliativos temporales. Una residente de Curicó comentó: "Cada vez que detienen a alguien, al poco tiempo aparece otro punto de venta. Es un problema que no termina".

Finalmente, la evidencia acumulada permite concluir que el narcotráfico en Chile no es un fenómeno homogéneo ni centralizado. Se trata de un entramado de redes variadas, que operan con diferentes grados de sofisticación y violencia, adaptándose al contexto local y a la presión institucional. Este mosaico desafía las respuestas simplistas y demanda políticas integrales que combinen la acción judicial con la inversión social y comunitaria.

En definitiva, el desafío para Chile es entender que la lucha contra el tráfico de drogas es una batalla de largo aliento, donde la fragmentación de las organizaciones no implica su debilitamiento, sino más bien una dispersión que requiere estrategias flexibles, coordinadas y con una mirada amplia sobre las raíces del problema.