
La última batalla de Evelyn Matthei en la campaña presidencial de 2025 se libró en el Estadio Santa Laura, un escenario que, más allá de su capacidad física, reflejó las tensiones y desafíos de un sector político en plena redefinición.
El 13 de noviembre, Matthei cerró su campaña con un mensaje enfocado en la seguridad ciudadana y el respaldo explícito a Carabineros y las Fuerzas Armadas, prometiendo enfrentar al crimen organizado con "toda la fuerza del Estado". Esta declaración no solo apuntó a un tema sensible para el electorado, sino que también fue una respuesta directa a la controversia suscitada en el cierre de campaña de su principal contendora, Jeannette Jara, donde se escucharon consignas contra Carabineros.
El acto, realizado en un recinto cuyo aforo fue reducido a cerca de un cuarto de su capacidad —entre 9.000 y 12.000 personas según distintas fuentes— evidenció las dificultades para movilizar a las bases. A poco más de 24 horas del evento, solo el sector de marquesina apareció agotado, mientras que las tribunas y la cancha mostraban espacios vacíos. Esta realidad contrasta con la masividad lograda por José Antonio Kast semanas antes en el Movistar Arena.
Desde el comando de Matthei se intentó restar importancia a la convocatoria, enfatizando que "la idea es pasarla bien" y que la asistencia no era un indicador definitivo de fortaleza política. Sin embargo, la inquietud fue palpable en los días previos, con esfuerzos logísticos para traer militantes desde regiones vecinas y coordinar transporte, en un intento por igualar la energía mostrada por el candidato republicano.
Este cierre de campaña no puede entenderse sin el contexto de un clivaje emergente en la derecha chilena. Desde agosto, el comando de Matthei ha apostado por un giro hacia el centro político, buscando captar a un electorado despolitizado y pragmático, que prioriza soluciones concretas y eficiencia en la gestión pública. Esta estrategia se plasmó en el lema "la candidata del millón de empleos", evocando su gestión pasada como ministra del Trabajo.
La disputa con Kast se ha tornado cada vez más explícita y áspera. Mientras Matthei y sus asesores denuncian la falta de claridad en el financiamiento del programa republicano, y descartan formar parte de un eventual gobierno de ese sector, Kast mantiene su base sólida entre el votante de derecha tradicional, dejando a Matthei la tarea de conquistar el centro.
"Es inoficioso ir en búsqueda del voto duro de derecha, porque ya está fidelizado con Kast", explican en el comando de Matthei, que prefiere apostar por quienes votan por primera vez bajo el voto obligatorio y buscan acuerdos políticos más amplios.
Por otro lado, el respaldo ferviente a Carabineros en el discurso final de Matthei no solo responde a una preocupación por la seguridad, sino que también se inscribe en una batalla simbólica dentro del sector: la necesidad de devolver respeto y autoridad a las fuerzas de orden, en medio de un debate público polarizado.
La campaña de Matthei, que hasta hace meses enfrentaba resistencia interna para confrontar a Kast, terminó abrazando una estrategia de confrontación clara, con un discurso duro contra el crimen y la promesa de restablecer el orden.
¿Qué deja esta jornada y qué se puede concluir?
Primero, que la derecha chilena está lejos de ser un bloque homogéneo. La pugna entre Matthei y Kast no solo es electoral, sino también ideológica y estratégica, con diferentes visiones sobre cómo conectar con el electorado y qué prioridades deben marcar la agenda.
Segundo, que la movilización política, aunque importante, no garantiza el éxito electoral, como lo muestran los antecedentes históricos y las encuestas que ubicaban a Matthei en un tercer lugar, con un electorado fragmentado.
Finalmente, que la seguridad y el respaldo a Carabineros siguen siendo temas que polarizan y movilizan, pero también dividen las percepciones ciudadanas y políticas, evidenciando la complejidad de abordar estos asuntos en un país con heridas aún abiertas.
El cierre de campaña de Evelyn Matthei fue, en suma, un acto cargado de simbolismos y tensiones, que anticipó las batallas que vendrían en la elección presidencial, donde no solo se disputan votos, sino también narrativas y futuros posibles para Chile.
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Fuentes consultadas: Cooperativa.cl, La Tercera.