
El 20 de agosto de 2025 el Presidente Gabriel Boric solicitó la renuncia de Esteban Valenzuela, ministro de Agricultura y único representante de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS) en el gabinete. Esta decisión se produjo en medio de una crisis política originada por la decisión del FRVS de inscribir una lista parlamentaria separada de la coalición oficialista, rompiendo así el acuerdo de unidad que el Gobierno había impulsado con insistencia.
Este quiebre no fue un hecho aislado, sino la culminación de meses de tensiones internas donde el FRVS, junto a Acción Humanista, optó por una estrategia electoral que descolocó a los partidos mayoritarios. La imposibilidad de lograr una lista parlamentaria única fue el detonante para la salida de Valenzuela del Ejecutivo, que se interpretó como una medida de represalia directa del Mandatario.
Desde la perspectiva oficialista, esta medida buscó preservar la cohesión y disciplina interna del bloque de Gobierno, que enfrenta un escenario electoral complejo y donde la unidad es vista como clave para mantener la gobernabilidad y proyección política. Sin embargo, en el FRVS y sectores regionalistas, la movida se percibió como un castigo político que ignora la legitimidad de sus demandas y su representación territorial.
La presidenta del FRVS, Flavia Torrealba, expresó que "Esteban es uno de los fundadores del partido y su incorporación a la campaña presidencial y formación de candidaturas es crucial en este momento", subrayando la voluntad de mantener el apoyo a la coalición oficialista a pesar de las diferencias.
Por su parte, Valenzuela ha señalado en reiteradas ocasiones que "hay una racionalidad política detrás de mi salida que no comparto, pero existe", y ha defendido su postura de buscar mayor autonomía para los partidos emergentes dentro de la alianza, denunciando además la inflexibilidad y hegemonía de los partidos tradicionales.
Este episodio pone en evidencia la tensión entre la necesidad de unidad política y la diversidad de intereses y estrategias dentro de la coalición de Gobierno. Mientras que los partidos mayoritarios buscan consolidar un bloque fuerte para las elecciones presidenciales y parlamentarias, los partidos regionalistas y verdes reclaman reconocimiento y espacios propios para sus agendas y representación.
El sector agrícola, uno de los más afectados por la incertidumbre política, manifestó su preocupación. Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), lamentó la salida de Valenzuela, valorando su gestión y lamentando que motivos políticos hayan primado sobre su desempeño técnico.
En el plano electoral, la incorporación de Valenzuela a la campaña de la candidata presidencial oficialista Jeannette Jara, especialmente en temas de descentralización y economías verdes, apunta a mitigar el impacto de su salida del Gobierno y a fortalecer la base regionalista y progresista del oficialismo.
Este episodio deja varias conclusiones claras: la fragmentación política en Chile no es solo un fenómeno electoral, sino que permea las estructuras mismas del poder y la gobernabilidad; las coaliciones amplias enfrentan el desafío de equilibrar unidad con pluralidad; y las decisiones políticas de corto plazo pueden tener consecuencias profundas en la confianza y cohesión de los actores involucrados.
La salida de Valenzuela es, en definitiva, una tragedia política que expone la fragilidad de las alianzas y la complejidad de la política chilena contemporánea, donde la búsqueda de poder y representación se juega en un tablero de alta tensión y pocas certezas.
Fuentes: Diario Financiero, La Tercera, Cooperativa, La Tercera, El Dínamo, declaraciones públicas de Esteban Valenzuela y Flavia Torrealba.