
El escenario económico global se encuentra en un momento de tensión contenida, donde Wall Street opera con cautela a la espera de las palabras del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. El 23 de septiembre de 2025, los índices principales en EEUU mostraron movimientos dispares: el Dow Jones subió un 0,5%, el S&P 500 se mantuvo plano y el Nasdaq retrocedió un 0,3%, reflejando la incertidumbre que domina el mercado.
La expectativa por el discurso de Powell radica en su capacidad para ofrecer una visión clara sobre el rumbo de la política monetaria más allá de la próxima reunión y su salida prevista para mayo de 2026. 'Inversionistas quieren entender si la Fed mantendrá la cautela o abrirá espacio a recortes de tasas', señala un analista consultado por Diario Financiero.
Sin embargo, las señales no son unívocas. Por un lado, miembros de la Fed como Stephen Miran han advertido que la tasa de referencia actual del 4,25% es restrictiva y podría afectar el mercado laboral. Por otro, otros gobernadores se muestran cautelosos respecto a recortes inminentes, especialmente ante datos de inflación subyacente que se mantienen alrededor del 3%.
El sector tecnológico, con Nvidia en el epicentro, se ha convertido en un barómetro de la confianza del mercado. La empresa anunció una inversión récord de US$100.000 millones en OpenAI para expandir su infraestructura de IA, consolidando su dominio en el ecosistema tecnológico.
Pero este auge no está exento de tensiones. Las restricciones impuestas por China, que ordenó a sus empresas detener compras de semiconductores de Nvidia, y la creciente intervención del gobierno estadounidense, que ahora posee un 10% de Intel, dibujan un escenario de competencia y regulación que podría limitar el crecimiento futuro de estas compañías.
La política juega un papel clave en esta trama. La administración estadounidense busca influir en la composición de la Fed para asegurar una postura más conservadora, mientras que en el plano internacional, las tensiones en la Asamblea General de la ONU —con discursos de Donald Trump y Sergei Lavrov— añaden incertidumbre a los mercados.
En América Latina, el encuentro entre Trump y Javier Milei, con un posible rescate financiero para Argentina, también refleja la influencia de la política en la economía regional.
Desde la perspectiva de los inversionistas, la disonancia entre las señales de la Fed y los datos económicos genera un clima de espera y precaución. Mientras algunos sectores celebran el rally tecnológico y la posible flexibilización monetaria, otros advierten sobre riesgos inflacionarios y tensiones geopolíticas.
En Chile, el impacto se siente en la estabilidad del mercado local, con el IPSA operando plano, y una atención especial en cómo las decisiones en Washington repercutirán en la economía nacional, especialmente en sectores ligados a la exportación y materias primas.
Los hechos confirman que la economía global está en una encrucijada: la política monetaria estadounidense enfrenta presiones internas y externas que condicionan su rumbo. La tecnología emerge como un motor de crecimiento, pero también como foco de conflictos regulatorios y geopolíticos.
Este equilibrio precario se traduce en mercados mixtos y una espera tensa por señales claras. Para Chile y el resto del mundo, las decisiones que tome la Fed y la evolución de los sectores clave definirán las condiciones económicas en el corto y mediano plazo, con consecuencias que ya comienzan a desplegarse en las dinámicas comerciales y financieras internacionales.
Fuentes consultadas incluyen reportes de Diario Financiero, análisis de S&P Global, declaraciones oficiales de la Reserva Federal y seguimiento de eventos internacionales en la Asamblea General de la ONU.