Rusia y Ucrania: la frágil flexibilidad que podría redefinir un conflicto de tres años

Rusia y Ucrania: la frágil flexibilidad que podría redefinir un conflicto de tres años
Internacional
Conflictos
2025-11-18
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- Concesiones inéditas: Rusia muestra apertura en demandas centrales tras años de guerra.

- Divergencias diplomáticas: Zelenski y Putin se acusan mutuamente de bloquear la cumbre de paz.

- Presiones internacionales: EE.UU. mantiene sanciones y cartas por jugar, mientras ONU busca garantes de seguridad.

Un giro inesperado en un conflicto que parecía congelado se ha ido perfilando desde agosto pasado, cuando el vicepresidente de Estados Unidos, James David Vance, reconoció que Rusia había comenzado a mostrar una flexibilidad inédita en sus demandas para lograr un acuerdo de paz con Ucrania. Desde hace tres años y medio, el escenario bélico parecía estancado sin señales claras de negociación real. Sin embargo, esta apertura ha reavivado la esperanza y, al mismo tiempo, ha expuesto las complejidades y tensiones que aún mantienen al mundo en vilo.

La flexibilidad rusa: ¿un cambio genuino o táctica estratégica?

En agosto de 2025, Vance afirmó que Rusia había hecho "concesiones significativas" y estaba dispuesta a "ser flexible en algunas de sus demandas centrales". Esta declaración, respaldada por el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, quien propuso que un grupo de naciones, incluidos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, actúen como garantes de la seguridad ucraniana, marcó un punto de inflexión en la narrativa oficial.

Desde la perspectiva rusa, esta flexibilidad podría entenderse como un movimiento pragmático ante el desgaste prolongado y las sanciones internacionales. Sin embargo, también hay quienes interpretan estas concesiones como una maniobra para ganar tiempo y mejorar su posición negociadora, sin abandonar sus objetivos estratégicos.

La resistencia ucraniana y la desconfianza mutua

Por otro lado, el gobierno de Volodímir Zelenski ha mostrado cautela y ha señalado reiteradamente que las condiciones para un acuerdo deben respetar la soberanía e integridad territorial de Ucrania. A pesar de la aparente apertura rusa, las acusaciones cruzadas entre Zelenski y Putin sobre quién impide la realización de una cumbre de paz han profundizado la desconfianza.

Esta dinámica refleja no solo un choque político, sino también la profunda herida social y humana que el conflicto ha dejado en ambos países. Para muchos ucranianos, cualquier concesión rusa se percibe como una amenaza directa a su futuro y seguridad.

El papel de Estados Unidos y la comunidad internacional

Estados Unidos, representado por Vance, mantiene una postura ambivalente. Aunque reconoce la flexibilidad rusa, advierte que no controla las acciones del Kremlin y que la guerra podría haberse terminado hace meses si así fuera. EE.UU. sigue considerando la imposición de sanciones como una herramienta vigente, aunque evaluada "caso a caso".

La comunidad internacional, en tanto, observa con atención cómo se despliegan estas negociaciones informales. La propuesta de Lavrov de contar con garantes internacionales de seguridad refleja un interés compartido en evitar una escalada mayor, pero también evidencia la complejidad de encontrar un terreno común entre actores con intereses divergentes.

Voces desde la región y la sociedad civil

En Ucrania, la sociedad civil se encuentra dividida entre quienes anhelan la paz a cualquier costo y quienes temen que un acuerdo prematuro legitime la agresión rusa. En Rusia, la opinión pública está fragmentada entre el nacionalismo y el cansancio de un conflicto que ha cobrado miles de vidas y ha impactado la economía.

Analistas regionales destacan que cualquier avance en las negociaciones requerirá no solo acuerdos políticos, sino también un proceso de reconciliación social que hoy parece lejano.

Constataciones finales

La flexibilidad rusa, aunque real, no ha significado un cambio radical en las posiciones de fondo. La guerra continúa, y las negociaciones siguen siendo un tablero de ajedrez donde cada movimiento es observado con desconfianza. La ausencia de una cumbre entre Zelenski y Putin simboliza la fragilidad de este momento.

Sin embargo, esta ventana abierta, por pequeña que sea, representa una oportunidad para que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos en mediar un proceso que, de no avanzar, podría prolongar aún más el sufrimiento de millones.

En definitiva, el conflicto ruso-ucraniano no se resuelve con concesiones aisladas ni con sanciones unilaterales, sino con un entendimiento profundo de las heridas históricas, las demandas legítimas y las realidades geopolíticas que han moldeado esta tragedia contemporánea.

Fuentes: La Tercera, NBC, declaraciones oficiales de James David Vance y Sergei Lavrov.