
Un fenómeno inesperado y mediatizado sacudió el escenario político nacional con la llegada de figuras del espectáculo y deporte al Congreso. El 16 de noviembre de 2025, Javier Olivares y Hotuiti Teao confirmaron su elección como diputados para el periodo 2026-2030, marcando un precedente que invita a la reflexión profunda sobre las implicancias de esta tendencia.
El origen y evolución del fenómeno no es nuevo en Chile ni en la región, pero su consolidación en estas elecciones sorprendió por la diversidad de perfiles y la atención mediática que generó. Desde actores y exfutbolistas hasta rostros televisivos, un amplio espectro de celebridades intentó dar el salto a la política formal. Sin embargo, solo dos lograron la elección, mientras otros nombres reconocidos como Marlen Olivari, Jorge “Peineta” Garcés y Érika Olivera quedaron fuera.
Las voces a favor y en contra del fenómeno revelan un choque generacional y de expectativas. Por un lado, sectores progresistas y jóvenes sectores de la ciudadanía ven en estos personajes una oportunidad para renovar la política, acercándola a las preocupaciones cotidianas y rompiendo con el discurso tradicional. “Es un aire fresco que puede dinamizar la política y hacerla más cercana a la gente común”, afirmó un analista político consultado.
En contraposición, críticos advierten que la llegada de famosos podría trivializar la política, reduciéndola a un espectáculo mediático sin profundidad ni compromiso real. “La política no es un reality show; se requiere formación y responsabilidad, no solo popularidad”, señaló una académica en ciencias políticas.
El impacto regional también es dispar. En la Región de Valparaíso, donde Olivares fue electo, sectores tradicionales se muestran cautelosos, mientras que comunidades más jóvenes celebran la novedad. En tanto, en distritos donde figuras conocidas no lograron el cupo, la reflexión sobre el voto útil y la fragmentación del electorado cobra fuerza.
Consecuencias visibles y desafíos futuros emergen de esta irrupción. Por un lado, la presencia de famosos en el Congreso puede incentivar mayor participación electoral y atención pública, pero también puede generar tensiones internas en los partidos y cuestionamientos sobre la profesionalización política. Además, abre el debate sobre los criterios de selección y formación de candidatos, así como sobre la relación entre medios, espectáculo y política.
En definitiva, la elección de dos famosos al Congreso en 2025 es un síntoma de transformación social y política en Chile, aunque con riesgos evidentes. La historia mostrará si este fenómeno se consolida como un cambio significativo o si se trata de un episodio pasajero cargado de simbolismos y expectativas incumplidas. La ciudadanía, el mundo político y los medios deberán acompañar este proceso con rigor, pluralidad y pensamiento crítico para evitar que la política se convierta en mero entretenimiento.
Fuentes consultadas: Meganoticias, Servel, análisis de expertos en ciencias políticas y sociología electoral.