El domingo 16 de noviembre de 2025 Evelyn Matthei, la exalcaldesa de Providencia y candidata presidencial de Chile Vamos, obtuvo un quinto lugar en la primera vuelta con un 13,47% de los votos, muy por debajo de las expectativas que la posicionaban como favorita. La sorpresa fue mayúscula y abrió una profunda crisis interna en la derecha tradicional, que ahora debe enfrentar la segunda vuelta presidencial sin su carta principal.
Durante más de un año, Matthei fue vista como la candidata imbatible de la derecha. Sin embargo, a partir de abril comenzó a evidenciarse un desgaste que se agudizó con la negativa de José Antonio Kast y Johannes Kaiser a participar en una primaria conjunta, lo que fracturó la unidad del sector.
El intento fallido de organizar una primaria con el centro político, la polémica frase sobre el Golpe de Estado en Radio Agricultura —donde dijo que "no había otra alternativa" y que era inevitable que hubiera muertos durante la dictadura— y los constantes cambios en su equipo de campaña, marcaron un camino errático que no logró remontar.
“La campaña carecía de la musculatura necesaria para sostener un proceso de alta exposición”, reconocen en Chile Vamos, donde la estructura operativa estuvo limitada a un círculo municipal estrecho y sin mandos medios sólidos hasta bien entrado el año.
La llegada tardía de Diego Paulsen como jefe de campaña y luego el ingreso del empresario Juan Sutil y el senador Juan Antonio Coloma para reordenar la estrategia no alcanzaron a revertir la tendencia. La disputa sobre el tono de la campaña —especialmente el dilema sobre si confrontar a Kast o no— generó ruido y fracturas.
Mientras Kast consolidaba su liderazgo y Kaiser sorprendía con un ascenso sostenido, Matthei no logró definir un discurso claro ni una base sólida de apoyo. Además, la división sobre buscar votos en el centro o mantener la base tradicional diluyó su mensaje.
La polémica franja publicitaria con un trap musical, elaborada por el dúo de publicistas Sebastián y Cristóbal Zegers, generó más cuestionamientos internos que adhesión.
Desde la derecha, la derrota abrió una serie de debates sobre el futuro de Chile Vamos. “Es una derrota que obliga a repensar la estrategia y la identidad del bloque”, afirma un dirigente de Renovación Nacional. La UDI y RN convocaron reuniones extraordinarias para analizar el fracaso y proyectar su rol en la segunda vuelta.
Por su parte, Matthei despejó rápidamente su apoyo a Kast, asistiendo a su comando la misma noche de la elección, aunque sin aclarar si tendrá un rol activo en la campaña del republicano.
El sector Demócratas y Amarillos, en cambio, ha mostrado reticencias a plegarse completamente, evidenciando las tensiones internas.
Esta derrota no solo marca el fin de la candidatura de Matthei, sino que pone en jaque la hegemonía de Chile Vamos dentro de la derecha chilena. El pacto entre republicanos, libertarios y socialcristianos superó en la Cámara a la coalición tradicional, reflejando una reconfiguración política en curso.
La campaña de Matthei exhibió la fragilidad de un proyecto político que, pese a su favoritismo inicial, no pudo adaptarse a un escenario fragmentado y competitivo. La falta de unidad, la dispersión estratégica y los errores comunicacionales se conjugaron para acelerar su caída.
Para los ciudadanos y analistas, esta historia es una lección sobre los riesgos de la sobreconfianza, la importancia de la cohesión interna y la necesidad de construir campañas con estructuras robustas y mensajes claros.
Mientras el país se prepara para una segunda vuelta entre José Antonio Kast y Jeannette Jara, la derecha tradicional deberá enfrentar su crisis más profunda en años, con la incertidumbre sobre su futuro y el papel que Matthei jugará en él.
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Fuentes: La Tercera, Diario Financiero, Cambio21.