
Una propuesta que divide al país
El 22 de agosto de 2025, el candidato presidencial José Antonio Kast presentó un programa de gobierno que rápidamente se convirtió en el epicentro de un intenso debate político y social. Enfocado en tres emergencias —seguridad, economía y lo social—, el plan ofrece una hoja de ruta que ha generado tanto adhesiones fervientes como críticas contundentes.
La seguridad pública se erige como el pilar más robusto del programa. Kast propone una estrategia integral para recuperar territorios afectados por el crimen organizado, narcotráfico y terrorismo, con medidas que incluyen la implementación de una política nacional de cierre fronterizo para inmigración ilegal y una reivindicación del uso de la fuerza estatal. En palabras de Arturo Squella, presidente del Partido Republicano, "van a poder encontrar temas relativos al sistema penitenciario y cómo pretendemos restablecer el sentido de autoridad".
Economía: el choque de realidades
En el ámbito económico, el programa plantea una rebaja significativa de impuestos corporativos, desde un 27% a un 23%, con posibilidad de llegar al 20% para empresas que contraten trabajadores en riesgo de informalidad. Además, se propone un ajuste del gasto público por 6.000 millones de dólares en los primeros 18 meses.
Estas medidas buscan impulsar un crecimiento económico del 4%, una meta ambiciosa en el actual contexto nacional e internacional. Sin embargo, la oposición ha calificado estas propuestas como un "realismo mágico". La candidata oficialista Jeannette Jara y economistas como Nicolás Bohme advierten que la reducción fiscal y la reforma previsional podrían traducirse en recortes en pensiones y en servicios públicos esenciales.
"El programa de Kast implica reducir las pensiones en Chile. El aporte al seguro social es el que permitirá que en enero suban las pensiones de 1.4 millones de jubilados", enfatizó Bohme, mientras Jara calificó las medidas como "propuestas para la galería que retroceden en lo que hemos avanzado como país".
La dimensión social y educativa: un pulso por el futuro
En materia social, el plan promete 500 mil nuevas soluciones habitacionales y la eliminación progresiva del pago de contribuciones a la primera vivienda. En educación, se propone terminar con el sistema de admisión escolar actual, eliminando lo que llaman "tómbolas", y recuperar el derecho de los padres a educar a sus hijos, una medida que ha reavivado debates sobre el rol del Estado y la libertad educativa.
Diversidad de voces, un país en tensión
Desde sectores conservadores, el programa es visto como un necesario retorno al orden y la autoridad, mientras que desde la centroizquierda y movimientos sociales se percibe como un retroceso que podría profundizar desigualdades y desprotección social.
En regiones afectadas por la violencia, algunos sectores expresan esperanza en la recuperación territorial prometida, aunque advierten que la seguridad no se logra solo con fuerza, sino con políticas integrales y diálogo.
Conclusiones y desafíos
La propuesta de Kast es más que un documento programático: es un campo de batalla donde se enfrentan visiones antagónicas sobre el Chile que se quiere construir. La tensión entre la urgencia de seguridad y la viabilidad económica marca el pulso de la discusión pública.
Lo que está en juego no es solo quién gobierna, sino qué modelo de sociedad se prioriza: uno centrado en la autoridad y el orden o uno que busca equilibrar crecimiento con justicia social. La polarización que ha generado este programa invita a los ciudadanos a mirar más allá de titulares y discursos, reflexionando sobre las consecuencias reales y duraderas de las políticas propuestas.
Fuentes: Cooperativa.cl, declaraciones de Arturo Squella, Jeannette Jara y Nicolás Bohme.