
Hong Kong, la otrora joya del capitalismo asiático y enclave histórico de comercio y finanzas, se encuentra hoy en un punto de tensión que refleja las contradicciones del siglo XXI. Tras la celebración del Foro de los Premios Shaw en noviembre de 2025, la ciudad se ha posicionado como un imán para científicos occidentales de primer nivel, ofreciendo salarios que alcanzan los 14.000 euros mensuales y equipamiento de última generación. Este fenómeno, sin embargo, convive con una crisis inmobiliaria profunda que pone en jaque a las tradicionales megafamilias de la ciudad, cuyos imperios están siendo desafiados por la caída en los precios y la creciente presión política desde Pekín.
El Foro de los Premios Shaw, considerado el equivalente asiático de los Nobel, reunió a ganadores y jóvenes investigadores de 20 países, consolidando la imagen de Hong Kong como la puerta de entrada para la ciencia en China. Figuras como Wolfgang Baumeister, galardonado por sus avances en tomografía crioelectrónica, destacan la capacidad de la ciudad para proveer recursos sin precedentes: "En 10 minutos con el rector puedes obtener un microscopio de más de 10 millones de euros", señala Baumeister. La libertad académica, aunque limitada en la China continental, es un atractivo clave para investigadores internacionales.
No obstante, la ciencia en Hong Kong no está exenta de tensiones. La creciente división geopolítica entre Estados Unidos y China impone restricciones a colaboraciones, y la vigilancia tecnológica limita el flujo de información. Científicos como Eva Nogales y Simon White advierten que, aunque China lidera en número y calidad de estudios, persisten diferencias culturales y políticas que marcan el ritmo de la innovación.
Mientras la ciencia avanza, el sector inmobiliario, pilar histórico de Hong Kong, se desploma. New World Development, uno de los conglomerados más emblemáticos, enfrenta deudas por casi 28.000 millones de dólares y pérdidas consecutivas que amenazan su continuidad. La caída del 30% en los precios de la vivienda y una tasa récord de oficinas vacías reflejan un mercado saturado y vulnerable.
Las familias Cheng, Li, Kwok y Lee, conocidas como los 'Big Four', han visto cómo su influencia económica y política se diluye en un contexto de mayor control desde Pekín y cambios generacionales complejos. Los conflictos internos, la necesidad de inyectar capital externo y la presión por demostrar patriotismo complican la sucesión y la innovación en sus modelos de negocio.
Harry Yu, experto en family offices, sintetiza la situación: "Es un reseteo estructural completo. Lo que funcionó para los fundadores ya no encaja en el entorno actual".
En octubre, Hong Kong vivió un accidente aéreo trágico cuando un Boeing 747 de carga se salió de la pista y cayó al mar, causando la muerte de dos operarios de tierra. El accidente no solo conmocionó a la ciudad, sino que evidenció los riesgos y desafíos de operar una infraestructura aeroportuaria en expansión y modernización.
Además, en septiembre, el supertifón Ragasa azotó la región con vientos huracanados y lluvias torrenciales, dejando 14 muertos en Taiwán y paralizando Hong Kong y el sur de China. La ciudad, acostumbrada a estos fenómenos, enfrenta ahora la necesidad de adaptarse a eventos climáticos cada vez más intensos, en un contexto de urbanización acelerada y alta densidad poblacional.
Hong Kong se debate entre su ambición de ser el epicentro científico de Asia y las realidades socioeconómicas que la golpean. Por un lado, la apuesta por la ciencia y la tecnología abre oportunidades para consolidar su autonomía y atraer talento global. Por otro, la crisis inmobiliaria y las tensiones políticas con Pekín ponen en jaque su modelo tradicional y su estabilidad social.
"Nuestro mensaje es para todos, sin importar la nacionalidad: si eres bueno, ven", afirma Cheng Shuk Han, directora de uno de los principales centros de investigación de la ciudad, reflejando la apertura y esperanza en el campo científico.
Sin embargo, el panorama para las familias multimillonarias y el sector inmobiliario es menos alentador. La necesidad de adaptarse a un nuevo orden político y económico, junto con la presión social por viviendas accesibles, genera un escenario complejo que podría redefinir la identidad económica de Hong Kong.
En definitiva, Hong Kong se enfrenta a un desafío titánico: reinventarse sin perder su esencia, equilibrando innovación y tradición, apertura y control, prosperidad y equidad. La ciudad que fue la meca del capitalismo asiático ahora busca su lugar en un mundo marcado por la competencia científica, la geopolítica y el cambio climático. El tiempo dirá si logra superar esta encrucijada o si el coloso de cristal y acero cede ante las fuerzas que la moldean.
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Fuentes: El País (ciencia y economía), BioBioChile (accidente aéreo), Bloomberg (crisis inmobiliaria), South China Morning Post (supertifón Ragasa), declaraciones de científicos y expertos en family offices.
2025-08-28