Una de cada cuatro mujeres en América Latina carece de ingresos propios: las raíces y consecuencias de la dependencia económica femenina

Una de cada cuatro mujeres en América Latina carece de ingresos propios: las raíces y consecuencias de la dependencia económica femenina
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Sociedad
2025-11-18
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- Persistente desigualdad económica: 25% de mujeres sin ingresos propios en la región.

- Carga invisible: trabajo doméstico y de cuidados no remunerado limita autonomía.

- Impacto estructural: la feminizacion de la pobreza sigue vigente y ralentiza el desarrollo.

La cifra es contundente y revela una herida profunda en la estructura socioeconómica de América Latina: una de cada cuatro mujeres no cuenta con ingresos propios, frente a uno de cada diez hombres. Esta realidad, expuesta en la actualización 2025 del Observatorio de Igualdad de Género (OIG) de la CEPAL, no es solo un dato estadístico, sino el reflejo de décadas de desigualdad anclada en roles tradicionales, falta de oportunidades y políticas públicas insuficientes.

Un recorrido por la evolución y las causas

Desde 2005, cuando el 38% de las mujeres carecía de ingresos propios, se ha avanzado, pero el progreso es lento y desigual. La dependencia económica femenina se sostiene, en gran medida, por la persistencia de un modelo social que asigna a las mujeres la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Según el OIG, en 2024, solo el 51,8% de las mujeres en edad de trabajar participa en el mercado laboral, comparado con el 74,9% de los hombres. Entre quienes no participan, un tercio se dedica principalmente a estas labores invisibles, que no solo limitan el acceso a ingresos propios, sino también a la protección social y a la acumulación de capital económico.

Voces en pugna: perspectivas políticas y sociales

Desde la izquierda política, se enfatiza la necesidad de reformas estructurales que redistribuyan el trabajo doméstico y promuevan la corresponsabilidad familiar. 'La autonomía económica de las mujeres es un pilar para la justicia social y la equidad', sostiene una diputada socialista, destacando que la ausencia de ingresos propios perpetúa la vulnerabilidad y la dependencia.

Por otro lado, sectores conservadores plantean que las soluciones deben partir del fortalecimiento de la familia tradicional y el apoyo a la maternidad, argumentando que las políticas de igualdad deben respetar las elecciones personales y culturales. Sin embargo, reconocen la urgencia de mejorar la inserción laboral femenina y ampliar las redes de protección social.

Las organizaciones feministas y sociales, en tanto, denuncian que estas cifras evidencian un fracaso colectivo para superar la feminizacion de la pobreza, un fenómeno que en 2023 mostró que por cada 100 hombres en situación de pobreza, había 121 mujeres en la misma condición. Subrayan que la autonomía económica debe ir acompañada de acceso a educación, salud y participación política para romper los ciclos de desigualdad.

Impacto regional y desafíos futuros

El rediseño tecnológico del OIG permite ahora monitorear con mayor precisión los avances y rezagos por país y región, facilitando la formulación de políticas públicas basadas en evidencia. Sin embargo, el desafío es enorme: la brecha salarial, la precariedad laboral y la sobrecarga de trabajo no remunerado siguen siendo barreras persistentes.

'Superar estos nudos estructurales no es solo una cuestión de justicia social, sino una condición necesaria para avanzar hacia el desarrollo sostenible y la sociedad del cuidado', advierte José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL.

Constataciones y consecuencias

A la luz de los hechos, es imposible soslayar que la autonomía económica femenina es un indicador clave para medir la igualdad real en América Latina. La persistencia de una de cada cuatro mujeres sin ingresos propios revela que las políticas públicas y los cambios culturales deben profundizarse y acelerarse.

La dependencia económica no solo afecta la calidad de vida individual, sino que también limita la capacidad de las mujeres para participar plenamente en la sociedad, influir en decisiones políticas y contribuir al desarrollo económico.

En este escenario, la feminizacion de la pobreza se presenta como un lastre que obstaculiza el progreso regional y perpetúa desigualdades históricas. La batalla por la autonomía económica es, en definitiva, la batalla por una sociedad más justa, equitativa y sostenible.

Fuentes: CEPAL, Observatorio de Igualdad de Género 2025, declaraciones de José Manuel Salazar-Xirinachs, análisis políticos y sociales regionales.