Trump inicia la construcción del Salón de Baile en la Casa Blanca: un lujo financiado por privados que reaviva viejas polémicas

Trump inicia la construcción del Salón de Baile en la Casa Blanca: un lujo financiado por privados que reaviva viejas polémicas
Internacional
Estados Unidos
2025-11-18
Fuentes
elpais.com www.latercera.com cooperativa.cl www.latercera.com www.bbc.com cooperativa.cl www.biobiochile.cl english.elpais.com cooperativa.cl www.latercera.com elpais.com elpais.com elpais.com www.latercera.com

- Construcción privada de un salón de baile de 200 millones en la Casa Blanca.

- Trump como promotor y financiador personal del proyecto.

- Debate sobre gasto público, simbolismo y prioridades presidenciales en un contexto político polarizado.

En septiembre de 2025, bajo la administración del presidente Donald Trump, comenzaron las obras para levantar un nuevo Salón de Baile en la Casa Blanca, una construcción que promete convertirse en la ampliación más significativa del complejo presidencial desde 1952.

El proyecto, valorado en 200 millones de dólares, será financiado exclusivamente con aportes privados, incluidos fondos personales del propio Trump, según anunció la Casa Blanca. Esta decisión, lejos de aplacar las controversias, ha encendido un debate que va más allá del costo: cuestiona las prioridades de un gobierno que, en plena era de tensiones sociales y económicas, elige embellecer la residencia oficial con un espacio destinado a ceremonias y recepciones diplomáticas.

El Salón de Baile, con una superficie estimada de 8.400 metros cuadrados y capacidad para 650 personas, busca ofrecer un ambiente permanente y estéticamente armonioso para eventos oficiales, sustituyendo las carpas temporales y salones improvisados que hasta ahora cumplían esa función. Su diseño neoclásico, con techos altos, candelabros dorados y pisos de mármol, evoca la opulencia de espacios privados de Trump, como el resort Mar-a-Lago y el hotel Turnberry en Escocia.

"Estoy complacido en anunciar que se ha roto el suelo en los terrenos de la Casa Blanca para construir el nuevo, grande y hermoso White House Ballroom. Será usado felizmente por generaciones futuras", proclamó Trump en sus redes sociales.

Perspectivas encontradas

Desde distintos sectores, la noticia ha sido recibida con una mezcla de admiración, escepticismo y crítica.

Apoyo conservador y empresarial: Para muchos en el ala republicana y círculos empresariales, la obra simboliza un esfuerzo por restaurar el prestigio y la funcionalidad de la Casa Blanca como epicentro diplomático. Argumentan que el financiamiento privado evita carga fiscal y que la inversión en infraestructura oficial es necesaria para mantener la relevancia global de Estados Unidos.

Críticas desde la oposición y sectores sociales: Por otro lado, voces demócratas y organizaciones civiles han cuestionado la pertinencia de un proyecto tan lujoso en tiempos donde la desigualdad y las demandas sociales crecen. "Mientras familias luchan por acceso a servicios básicos, la Casa Blanca se embarca en una construcción de lujo que parece más un capricho personal que una necesidad pública", afirmó una portavoz del Partido Demócrata.

Ciudadanos y expertos en patrimonio: Algunos historiadores y arquitectos valoran la armonía del diseño con la arquitectura original, pero advierten que la ampliación podría alterar la dinámica histórica y simbólica del recinto presidencial.

Contexto y consecuencias

Este proyecto se enmarca en una serie de remodelaciones impulsadas por Trump desde su regreso a la presidencia en enero de 2025, que incluyen la pavimentación del Jardín de Rosas y la redecoración del Despacho Oval con tonos dorados. Estas acciones reflejan un estilo presidencial que mezcla la ostentación con un claro mensaje político de poder y continuidad de la marca personal del mandatario.

En el plano internacional, el nuevo salón permitirá al gobierno estadounidense acoger eventos de gran escala, en un momento donde la diplomacia enfrenta desafíos crecientes, desde rivalidades con potencias emergentes hasta la necesidad de renovar alianzas estratégicas.

Sin embargo, la construcción también expone una tensión clásica entre la imagen pública del Estado y las realidades sociales internas. La decisión de financiarlo con recursos privados no ha disipado las dudas sobre la influencia de intereses particulares en decisiones de Estado ni sobre la transparencia en el manejo de dichos aportes.

Lo que queda claro

El Salón de Baile de la Casa Blanca es mucho más que una obra arquitectónica: es un escenario donde se enfrentan visiones divergentes sobre el poder, la representación y las prioridades nacionales. Mientras Trump celebra un legado tangible, la sociedad estadounidense observa con atención y escepticismo, cuestionando si este lujo es un símbolo de grandeza o un reflejo de desconexión.

En definitiva, el proyecto desnuda las contradicciones de una era donde la ostentación presidencial convive con demandas urgentes de equidad y justicia social, y donde la Casa Blanca se convierte, una vez más, en un coliseo donde se libran batallas simbólicas y políticas que trascienden sus muros.

Fuentes: La Tercera, declaraciones oficiales de la Casa Blanca, análisis de expertos en patrimonio y política estadounidense.