
Un pulso diplomático que deja a Colombia y Estados Unidos con las manos vacías y a los narcotraficantes como únicos beneficiarios.
El 12 de noviembre de 2025, el presidente colombiano Gustavo Petro ordenó la suspensión del envío de información confidencial a las agencias estadounidenses, poniendo fin a una cooperación binacional que se extendía por décadas. Esta medida se produjo en medio de una escalada de tensiones que incluye sanciones selectivas, acusaciones cruzadas y una crisis diplomática que ha puesto en jaque la lucha contra el narcotráfico en la región.
La decisión de Petro no surgió en el vacío. Desde principios de 2024, la relación entre Bogotá y Washington se había tensado debido a la publicación de documentos y fotos que ridiculizaban al mandatario colombiano en círculos oficiales estadounidenses, además de sanciones impuestas por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) que vinculan a Petro con actividades ilegales, acusaciones que él ha desmentido categóricamente.
Elizabeth Dickinson, del International Crisis Group, señala que esta ruptura es un "golpe muy fuerte contra Estados Unidos, que depende en un 85% de la inteligencia colombiana para operaciones antidrogas en el Caribe".
Desde el Gobierno colombiano, la medida se justifica como un acto de soberanía y defensa ante lo que consideran una campaña desinformativa y un irrespeto hacia la nación. Petro ha denunciado la existencia de una "doctrina Trump" orientada a desestabilizar su administración, con apoyo de sectores de la extrema derecha y políticos como el senador republicano Bernie Moreno.
En contraste, desde Washington y expertos militares, se advierte un daño recíproco: "Los más beneficiados son los narcotraficantes", afirma el vicealmirante en retiro Paulo Guevara, quien destaca que sin la cooperación tecnológica y de inteligencia, la capacidad de interceptar rutas y desmantelar redes se verá severamente afectada.
La suspensión de la cooperación ha coincidido con una reducción en el flujo de inteligencia entre Estados Unidos y otros aliados del Caribe y Europa, evidenciando una crisis más amplia en las alianzas estratégicas.
Para Colombia, la pérdida del apoyo tecnológico estadounidense, especialmente en interceptación de comunicaciones y monitoreo satelital, representa un retroceso significativo. Un funcionario anónimo de inteligencia colombiana sostiene que sin esta tecnología de punta, difícilmente podrán mantener la eficacia en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.
Por su parte, Estados Unidos se enfrenta a un escenario de creciente incertidumbre en la región, con menos información para anticipar movimientos de carteles y grupos ilegales. La falta de reciprocidad ha generado desconfianza y un vacío que, según expertos, podría ser aprovechado por actores criminales.
En Colombia, sectores sociales y académicos expresan preocupación por el debilitamiento de la seguridad y el posible aumento de la violencia. Sin embargo, también hay quienes apoyan la postura del Gobierno, entendiendo que la dependencia de la inteligencia extranjera compromete la soberanía nacional.
En Estados Unidos, la opinión pública está dividida entre quienes respaldan una línea dura contra gobiernos considerados aliados cuestionables y aquellos que alertan sobre las consecuencias de romper alianzas estratégicas.
Este episodio evidencia la fragilidad de las alianzas construidas sobre intereses cambiantes y desconfianzas mutuas. La ruptura en la cooperación en inteligencia entre Colombia y Estados Unidos no solo afecta la lucha contra el narcotráfico, sino que también pone en riesgo la estabilidad regional y la seguridad ciudadana.
Tras semanas de tensión y sin señales claras de reconciliación, la única certeza es que el vacío informativo favorece a quienes operan en las sombras: los narcotraficantes.
La historia, por ahora, registra una derrota conjunta en la guerra contra el crimen organizado, y un desafío mayor para ambas naciones que deberán replantear sus estrategias si quieren evitar que esta victoria inesperada sea definitiva.
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Fuentes consultadas: El País América Colombia, declaraciones de Elizabeth Dickinson (International Crisis Group), entrevistas con oficiales retirados de inteligencia colombiana y análisis de expertos en seguridad regional.