
Un escenario de incertidumbre y ajuste ha marcado la economía exportadora chilena desde que, a mediados de 2025, la administración estadounidense decidió mantener y ampliar aranceles a productos clave provenientes de nuestro país. El 10% de gravamen aplicado a sectores como el salmón, la celulosa y el vino ha provocado una caída visible en ventas y márgenes, afectando la competitividad internacional de las empresas locales.
Las consecuencias de esta política comercial no son solo numéricas: han desencadenado una crisis de confianza y planificación que atraviesa desde grandes conglomerados hasta pequeñas y medianas empresas exportadoras.
El salmón, principal producto afectado tras quedar fuera de la exención que mantiene el cobre, se ha convertido en el epicentro de esta crisis. Con un aumento de oferta global impulsado por Noruega y Chile, los precios internacionales han caído y la imposición de aranceles ha encarecido el producto en mercados clave como Estados Unidos, donde se concentra el 42% de las exportaciones nacionales.
Empresas como AquaChile y Salmones Camanchaca han denunciado no solo el impacto económico, sino también la falta de previsibilidad que dificulta ajustar sus estrategias comerciales. Arturo Clément, presidente de SalmonChile, ha señalado que este doble efecto —aranceles e incertidumbre— es el principal desafío para la industria.
La reacción empresarial no ha sido homogénea. Mientras Salmones Camanchaca califica la política como "una medida súbita y contraria a los tratados de libre comercio", otras compañías buscan diversificar mercados para mitigar el impacto.
En el sector vitivinícola, Viña Concha y Toro reportó una caída del 8,8% en su facturación en Estados Unidos durante el segundo trimestre, explicada en parte por la política arancelaria y la cautela de los compradores internacionales. "La incertidumbre proviene de la menor previsibilidad en precios y políticas comerciales, lo que desalienta inversiones y contratos de largo plazo", advierte Mauricio Larraín, académico de la Uandes.
En el mundo forestal, Arauco, filial de Empresas Copec, registró pérdidas y reportó una "actitud comercial más cauta" de los compradores, producto de la volatilidad generada por la guerra comercial.
Expertos coinciden en que la principal amenaza no son solo los aranceles per se, sino la incertidumbre que generan sobre la demanda futura y los costos de producción. "La guerra comercial está afectando la competitividad externa de Chile al reducir precios internacionales, encarecer el acceso a ciertos mercados y debilitar la rentabilidad exportadora", explica Ignacio Muñoz, investigador de Clapes UC.
Esta incertidumbre se traduce en dificultades para diseñar estrategias de inversión y ventas, lo que podría ralentizar el crecimiento económico y la creación de empleo en sectores dependientes de la exportación.
Luego de meses de ajuste, la evidencia muestra que la economía chilena enfrenta un proceso de reconfiguración forzada. Los sectores más expuestos han visto caer sus márgenes y registrar pérdidas, mientras que la volatilidad ha generado un ambiente de cautela entre inversionistas y compradores.
Sin embargo, esta crisis también ha impulsado un debate necesario sobre la diversificación de mercados y la necesidad de fortalecer la competitividad interna, reduciendo barreras y mejorando la productividad.
Las empresas y gremios trabajan ahora en estrategias conjuntas con las autoridades para buscar la eliminación de aranceles y mejorar condiciones comerciales, conscientes de que la estabilidad y previsibilidad son claves para la recuperación.
- La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos ha tenido un impacto tangible y profundo en las exportaciones chilenas, particularmente en salmón, celulosa y vino.
- La incertidumbre generada por estas medidas ha complicado la planificación empresarial, afectando la inversión y la competitividad.
- Las respuestas empresariales son diversas, desde la crítica frontal hasta la adaptación estratégica, reflejando la complejidad del escenario.
- El desafío para Chile es doble: negociar en el plano internacional para recuperar accesos preferenciales y fortalecer la capacidad interna para enfrentar shocks externos.
En definitiva, esta crisis no solo revela las vulnerabilidades del modelo exportador chileno, sino que también abre una oportunidad para repensar y fortalecer su inserción en el mercado global, con un enfoque más resiliente y diversificado.
Fuentes consultadas: Diario Financiero, Clapes UC, Universidad de los Andes, gremios salmoneros y forestales nacionales.