
Chile e India se encuentran en una encrucijada que podría transformar las dinámicas comerciales entre dos de los mercados emergentes más relevantes del mundo. Tras meses de gestación, la tercera ronda de negociaciones para un Acuerdo Económico de Modernización Integral (CEPA) ha puesto en escena a actores clave, con la expectativa de cerrar un tratado que trascienda el actual Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) vigente desde 2007.El 28 de octubre de 2025, en la Cancillería chilena, se dio inicio a esta fase decisiva, con la presencia de la subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Claudia Sanhueza, y el jefe negociador, Pablo Urria, junto a la delegación india.
Desde una perspectiva chilena, el acuerdo representa una oportunidad para consolidar y ampliar el acceso a un mercado de 1.442 millones de personas, el más poblado del mundo. En 2024, las exportaciones chilenas a India alcanzaron los US$2.575 millones, destacando minerales como cobre y molibdeno, y productos agrícolas como nueces de nogal. Sin embargo, la negociación no está exenta de complejidades. La balanza comercial muestra un superávit chileno, pero la integración profunda exige ajustes en áreas sensibles para ambos países, desde aranceles hasta normas sanitarias y propiedad intelectual.
El gobierno chileno, representado por Sanhueza, ha enfatizado que las negociaciones son una prioridad estratégica para diversificar los lazos económicos y fortalecer la inserción internacional del país. “La presencia de esta maciza delegación de India en Chile demuestra un firme compromiso con el avance de estas negociaciones. Confío en que esta ronda tendrá importantes avances hacia la conclusión de un acuerdo equilibrado y mutuamente beneficioso”, afirmó la subsecretaria.
Desde el lado indio, aunque oficialmente se mantiene una postura pragmática, analistas y actores empresariales expresan cautela. India busca proteger sectores sensibles y fomentar su industria nacional bajo la bandera del “Made in India”, lo que puede chocar con las demandas chilenas de apertura y garantías para exportadores.
En Chile, las regiones mineras y agrícolas observan con atención los resultados. La minería del cobre, principal motor exportador, podría beneficiarse de un acceso más fluido, pero también hay inquietudes sobre la competencia y la regulación ambiental. Por su parte, sectores agrícolas y forestales esperan que el acuerdo permita expandir mercados, aunque con reservas respecto a la competencia de productos indios.
En India, la negociación se sigue con interés en sectores industriales y tecnológicos, que ven en Chile un socio para materias primas y tecnologías. Sin embargo, organizaciones sociales y sindicatos plantean preocupaciones sobre el impacto en empleo y condiciones laborales, reflejando la tensión entre apertura comercial y protección social.
Este proceso ocurre en un escenario internacional marcado por tensiones comerciales, reconfiguración de cadenas globales y la búsqueda de alianzas estratégicas en Asia y América Latina. El acuerdo con India se inscribe en la estrategia chilena de diversificación frente a la dependencia tradicional de mercados como China y Estados Unidos.
La eventual firma de un CEPA moderno y comprensivo podría impulsar la competitividad chilena, pero también exige un compromiso serio con la adaptación normativa y la mitigación de impactos sociales y ambientales. Para India, el acuerdo es una oportunidad para consolidar su rol en la economía global, pero debe equilibrar sus ambiciones con la realidad de sus sectores productivos.
La negociación entre Chile e India es un claro ejemplo de la complejidad que implica la integración económica en el siglo XXI: no solo se trata de cifras y tratados, sino de intereses diversos, tensiones regionales y desafíos sociales. La tercera ronda marca un punto de inflexión, pero el éxito dependerá de la capacidad de ambos países para construir un acuerdo que reconozca y articule esas diferencias.
En definitiva, el proceso invita a reflexionar sobre cómo los países emergentes pueden forjar alianzas estratégicas que trasciendan la mera apertura comercial, incorporando justicia social, sostenibilidad y respeto mutuo, en un mundo cada vez más interconectado y competitivo.
2025-11-11