
Un outsider que no se esperaba
El 16 de noviembre de 2025, Franco Parisi, economista y líder del Partido de la Gente (PDG), sorprendió al país al obtener el tercer lugar en las elecciones presidenciales con un 19,7% de los votos. Esta cifra no solo duplicó su apoyo de la elección anterior, sino que lo posicionó como un actor clave para la segunda vuelta del 14 de diciembre, donde Jeannette Jara (PC) y José Antonio Kast (Republicanos) se disputan La Moneda.
Carlos Opazo, abogado y académico, advierte que no se puede reducir el fenómeno Parisi a mero populismo: “Es un síntoma profundo de una ciudadanía 'desnacionalizada', que no se siente representada por el Estado ni por el establishment”. Esta desconexión explica en parte la fuerza de un candidato que, pese a su estilo outsider y sus polémicas, logró conectar con un electorado esquivo para la política tradicional.
Un electorado complejo y esquivo
Según análisis de Panel Ciudadano y Criteria, el voto Parisi se concentra en hombres de entre 30 y 45 años, mayoritariamente de regiones como Arica, Tarapacá, Antofagasta y Atacama, y pertenece a clases medias y medias bajas. Este segmento es menos ideológico y más apolítico, con un fuerte rechazo a los polos tradicionales “facho” y “comunacho” que Parisi mismo ha señalado.
Este electorado se caracteriza por no seguir medios tradicionales ni debates políticos, sino que se informa principalmente por redes sociales y el boca a boca. Esto dificulta que los candidatos que avanzaron a segunda vuelta puedan captar fácilmente estos votos, pues no responden a las lógicas convencionales de campaña.
Camilo Feres, director ejecutivo de Descifra, señala: “Parisi le habló a la clase media aspiracional que no quiere derrocar el sistema, sino hackearlo para obtener beneficios. Llegar a este votante es un desafío para cualquier candidato”.
Las estrategias en el tablero político
Desde la noche electoral, tanto la izquierda representada por Jara como la derecha de Kast han comenzado a hacer guiños para atraer el voto Parisi. Jara valoró públicamente propuestas del PDG como la devolución del IVA en medicamentos, mientras Kast afirmó que su plan de gobierno coincide en varios puntos con las medidas del economista.
Sin embargo, en el oficialismo y el gobierno reconocen que el traspaso del voto Parisi no es automático ni sencillo. El ministro del Interior, Álvaro Elizalde, y otros ministros admitieron que, aunque hay espacio para crecer, el voto Parisi es un bloque heterogéneo y no necesariamente alineado con la izquierda.
El senador Daniel Núñez (PC) advirtió: “Los candidatos de extrema derecha se radicalizan cada vez más, lo que podría abrir un espacio para que Jara crezca, incluso hacia sectores de derecha liberal que no se sienten representados por Kast”. Pero la incertidumbre persiste.
Parisi, el hombre que no entrega su apoyo
En su estilo característico, Parisi ha evitado comprometer su respaldo para la segunda vuelta. En declaraciones públicas, ha insistido en que “no es dueño de los votos” y que los electores deben decidir por sí mismos. Incluso rechazó la idea de firmar “cheques en blanco” a cualquiera de los candidatos y condicionó su apoyo a gestos concretos.
Este posicionamiento mantiene en vilo a los comandos, que saben que el destino de más de dos millones de votos pendía de un hilo.
Verdades y consecuencias
La irrupción de Parisi evidencia una ciudadanía que no se siente representada por las fuerzas políticas tradicionales y que busca alternativas que, aunque carguen con etiquetas de populismo, responden a demandas reales de justicia social, seguridad y oportunidades económicas.
El fenómeno Parisi también pone en evidencia la fragmentación del sistema político chileno y la dificultad para construir mayorías estables en el Congreso, donde el PDG logró resultados modestos pero mantiene un capital simbólico importante.
De cara al 14 de diciembre, el desafío para Jara y Kast no solo es captar votos, sino entender y dialogar con un electorado que se resiste a las etiquetas y que demanda un cambio real en la forma de hacer política.
Este episodio invita a reflexionar sobre la crisis de representatividad y la necesidad de renovar los canales de participación democrática en Chile, más allá de la polarización y las narrativas simplistas.
El coliseo electoral chileno está abierto, y Parisi ha demostrado que no se puede subestimar a quien desafía las reglas del juego establecido. La segunda vuelta será un escenario donde las alianzas, los discursos y la capacidad de interpretación del electorado serán puestos a prueba con consecuencias que van más allá de un simple resultado electoral.