
Un escenario que parecía predecible en agosto de 2025 ha ido tomando forma con una intensidad que pocos anticipaban. Según la encuesta Plaza Pública Cadem del 17 de agosto, José Antonio Kast lideraba con un 29% de intención de voto, seguido muy de cerca por Jeannette Jara con un 25%, un reflejo de la polarización ideológica que domina la contienda presidencial. A tres meses de la elección, esta dinámica no solo se ha consolidado, sino que ha puesto a prueba la resistencia de los partidos tradicionales y ha tensionado la narrativa política nacional.
Kast, representante del bloque republicano, y Jara, abanderada del oficialismo y la centroizquierda, concentran más del 50% de las preferencias electorales. Esta realidad ha generado un efecto de concentración que desplaza a figuras históricas como Evelyn Matthei, quien en agosto aparecía en un distante tercer lugar con un 14% y que desde entonces ha visto una caída sostenida en su respaldo. La fragmentación de las candidaturas menores, como las de Franco Parisi y Johannes Kaiser, no ha logrado alterar esta tendencia, aunque sí ha contribuido a un electorado más volátil y dividido.
Desde la derecha, el liderazgo de Kast representa un desafío para los sectores tradicionales de Chile Vamos, quienes ven en su figura tanto una oportunidad para recuperar terreno como una amenaza a la moderación política. Como señaló un analista cercano al partido, "la candidatura de Kast ha forzado a la derecha a repensar su estrategia, pero también ha polarizado a la opinión pública".
En la vereda opuesta, Jara ha capitalizado el descontento con la gestión del actual gobierno y la necesidad de un cambio desde la centroizquierda, pero no sin críticas internas. Sectores más radicales del Frente Amplio y el PC cuestionan su perfil moderado, mientras que la DC y otros aliados ven en ella una figura capaz de aglutinar a amplios sectores sociales. Una dirigente social comentó: "Jara es la esperanza para quienes buscan una izquierda pragmática, pero también la frustración para quienes esperaban transformaciones más profundas".
Una constante en las encuestas ha sido el alto porcentaje de indecisos y abstencionistas, que en agosto superaba el 11%. Este grupo es el termómetro de la campaña y podría inclinar la balanza en los días finales. Expertos en comportamiento electoral advierten que esta indecisión refleja no solo dudas sobre los candidatos, sino también un desencanto generalizado con el sistema político y las instituciones.
El duelo Kast-Jara ha reconfigurado el mapa político chileno, evidenciando una sociedad dividida y una crisis de representación que afecta a los partidos tradicionales. La campaña ha expuesto las tensiones entre un Chile que busca estabilidad y otro que demanda cambios profundos, con ambas posturas representadas en las urnas.
Si bien la polarización puede generar movilización política, también incrementa el riesgo de fracturas sociales y dificulta la gobernabilidad futura. La capacidad de los candidatos para construir puentes y articular mayorías será clave para el próximo mandato.
Finalmente, esta elección confirma que el ciclo de noticias inmediato no basta para comprender la complejidad del proceso político chileno. Solo con distancia temporal se pueden apreciar las fuerzas en juego, las expectativas ciudadanas y las consecuencias que marcarán el futuro del país.
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Fuentes consultadas: Encuesta Plaza Pública Cadem, análisis de expertos políticos, entrevistas a dirigentes sociales y académicos.
2025-11-11