
El escenario electoral chileno a pocos meses de la elección presidencial de 2025 se ha configurado como un auténtico duelo de titanes. Según la encuesta Criteria publicada el 17 de agosto, Jeannette Jara, del Partido Comunista, y José Antonio Kast, del Partido Republicano, empatan en las preferencias con un 29% cada uno. Este empate técnico no solo marca la competitividad de ambos candidatos, sino que desnuda una profunda división política y social que atraviesa al país.
Jara representa una izquierda que busca consolidar un proyecto de transformación social, con énfasis en derechos sociales y mayor intervención estatal, mientras que Kast encarna una derecha conservadora que apuesta por la defensa del orden, la seguridad y el libre mercado. “Este empate refleja la tensión entre dos visiones antagónicas de Chile, donde la identidad y el modelo de país están en disputa”, señala el politólogo Fernando Castillo.
Esta polarización no es solo ideológica, sino que también se manifiesta en la geografía electoral: Jara obtiene mayor apoyo en zonas urbanas y sectores populares, mientras que Kast mantiene fuerte respaldo en regiones más conservadoras y sectores rurales.
Entre la ciudadanía, las opiniones son tan diversas como intensas. Para algunos, la candidatura de Jara representa la esperanza de un Chile más justo y equitativo, “Es la oportunidad para avanzar en derechos sociales que hemos esperado por décadas”, comenta una profesora de educación básica en Santiago. Por otro lado, seguidores de Kast expresan preocupación por la seguridad y el orden, “Necesitamos un liderazgo firme que frene la delincuencia y proteja nuestras tradiciones”, dice un agricultor del sur.
Sin embargo, también hay un sector significativo del electorado que manifiesta cansancio y desconfianza hacia ambos extremos, buscando alternativas que no se encierren en la polarización.
El empate técnico entre Jara y Kast no solo anticipa una segunda vuelta electoral, sino que también subraya un país fragmentado, donde las narrativas se enfrentan sin puentes claros. Esto plantea varios desafíos para la democracia chilena: ¿cómo construir consensos en un contexto de alta polarización? ¿Qué rol jugarán los partidos intermedios y la sociedad civil?
Además, la campaña ha puesto en evidencia la importancia de la comunicación política y el manejo de la agenda pública. Mientras Jara busca consolidar su base con propuestas programáticas detalladas, Kast apela a un electorado movilizado por la seguridad y la identidad cultural.
Los hechos confirman que Chile se encuentra en una encrucijada política donde el empate en las preferencias presidenciales es solo la punta del iceberg. La fragmentación social y la polarización ideológica son realidades palpables que requieren un abordaje profundo y plural. La elección de 2025 no solo definirá quién gobierna, sino también qué Chile se quiere construir.
Este escenario invita a los ciudadanos a mirar más allá del resultado inmediato y reflexionar sobre las consecuencias a largo plazo de sus decisiones electorales, en un país que busca reconciliar sus diferencias para avanzar.
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Fuentes consultadas: Encuesta Criteria (La Tercera, 17/08/2025), análisis de expertos en ciencias políticas, testimonios ciudadanos recogidos en terreno.
2025-11-11