Calor extremo en Santiago: ¿un respiro pasajero o un nuevo patrón climático?: El sistema frontal que apenas roza la capital y sus implicancias a mediano plazo

Calor extremo en Santiago: ¿un respiro pasajero o un nuevo patrón climático?: El sistema frontal que apenas roza la capital y sus implicancias a mediano plazo
Medioambiente
Cambio climático
2025-11-19
Fuentes
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- Calor persistente con máximas sobre 30°C que tensiona la vida urbana.

- Paso frontal débil que promete alivio breve y lluvia casi imperceptible.

- Debate abierto sobre si fenómenos así son señales de un cambio climático irreversible.

Santiago vive días de calor intenso, con temperaturas que han superado consistentemente los 30 °C, un fenómeno que para muchos ya no es excepcional, sino parte de una nueva realidad climática. Durante la semana del 17 al 19 de noviembre de 2025, la Región Metropolitana ha experimentado máximas cercanas a los 34 °C, según datos de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).

En medio de este escenario, un sistema frontal débil se desplazará sobre la zona central el jueves 20, generando un descenso de la temperatura y la posibilidad de lluvias muy ligeras, especialmente en sectores precordilleranos y comunas orientes de Santiago. Según el meteorólogo Jaime Leyton, este evento traerá máximas cercanas a los 25 °C y nubosidad parcial, pero la lluvia será tan mínima que probablemente no se registre en pluviómetros.

Este alivio momentáneo ha sido recibido con expectativas encontradas. Para algunos ciudadanos y sectores sociales, representa una pausa bienvenida en el agotador calor que afecta la calidad de vida y la salud pública, especialmente en barrios con menor acceso a espacios verdes y sistemas de ventilación adecuados. “El calor afecta a todos, pero los más vulnerables lo sufren doblemente”, comenta Ana Rojas, activista ambiental de la comuna de La Pintana.

Sin embargo, desde la comunidad científica y ambiental, la mirada es más crítica y preocupante. El paso de frentes débiles que no logran generar lluvias significativas en Santiago se interpreta como una señal del cambio climático que está modificando los patrones hidrometeorológicos tradicionales. El climatólogo Miguel Torres advierte: “Estos eventos son cada vez más frecuentes y menos efectivos para mitigar la sequía estructural que afecta a la zona central. La irregularidad y debilidad de las precipitaciones agravan la crisis hídrica.”

En contraste, las regiones del sur del país sí experimentarán lluvias más significativas, con un sistema frontal que dejará precipitaciones en Los Lagos, Los Ríos y La Araucanía, mientras que el norte también verá tormentas aisladas en zonas cordilleranas. Este patrón refleja una creciente disparidad regional en el acceso al recurso hídrico, con impactos directos en la agricultura, el suministro urbano y los ecosistemas.

Desde el punto de vista político, el fenómeno ha generado un debate sobre la gestión de la crisis climática y la necesidad de políticas públicas más integrales y adaptativas. Algunos sectores del oficialismo reconocen la urgencia de acelerar planes de mitigación y adaptación, mientras que ciertas voces opositoras critican la falta de inversión efectiva y la demora en implementar soluciones estructurales.

En resumen, el sistema frontal que se acerca a Santiago no es solo un evento meteorológico pasajero, sino un síntoma de desafíos mayores que enfrenta la capital y el país. El calor extremo persistente y la escasa lluvia reflejan un cambio en el clima que ya no puede ser ignorado.

Las verdades que emergen son claras: la ciudad debe prepararse para enfrentar olas de calor más frecuentes y prolongadas, mientras que la gestión del agua requiere un enfoque urgente y coordinado que considere las desigualdades regionales y sociales. La tranquilidad que trae un día más fresco es solo un respiro en una batalla climática que se intensifica.

Así, Santiago se encuentra en un cruce de caminos donde la ciencia, la política y la sociedad deben confrontar la realidad con decisiones valientes y conscientes, o arriesgarse a sufrir consecuencias aún más graves en las próximas décadas.