Israel mantiene ofensiva aérea contra Hizbulá en Líbano: un conflicto sin tregua a un año del alto el fuego

Israel mantiene ofensiva aérea contra Hizbulá en Líbano: un conflicto sin tregua a un año del alto el fuego
Internacional
Medio Oriente
2025-11-19
Fuentes
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- 600 ataques aéreos desde el cese de hostilidades.

- 240 presuntos miembros de Hizbulá muertos en operaciones israelíes.

- La tensión regional persiste pese a acuerdos formales de paz.

Una guerra que no cesa bajo la apariencia de un alto al fuego. Desde noviembre de 2024, cuando Israel y Líbano acordaron un cese de hostilidades, la realidad en el sur libanés ha desmentido cualquier esperanza de paz duradera. Israel ha ejecutado cerca de 600 ataques aéreos contra posiciones atribuidas a Hizbulá, según confirmaron altos mandos militares israelíes, causando la muerte de al menos 240 presuntos combatientes del grupo chií.

Este persistente conflicto, lejos de ser un estallido puntual, revela la complejidad de un tablero geopolítico que no se detiene ante acuerdos formales. La ofensiva israelí se justifica en la necesidad de impedir el rearme de Hizbulá, considerado por Tel Aviv una amenaza directa a su seguridad nacional. El jefe del Estado Mayor israelí, Eyal Zamir, afirmó que estas operaciones son una medida preventiva para salvaguardar la estabilidad de Israel.

Sin embargo, esta postura es cuestionada tanto en Líbano como en la comunidad internacional. Desde Beirut, el gobierno libanés denuncia una violación constante de su soberanía y un incumplimiento flagrante de los acuerdos. Un portavoz libanés declaró que estos ataques perpetúan la inestabilidad y ponen en riesgo la frágil paz regional. Por su parte, organizaciones civiles y expertos en derechos humanos advierten sobre el impacto humanitario, con comunidades locales atrapadas en medio del fuego cruzado y la destrucción de infraestructura básica.

La dimensión política interna en Israel también refleja esta tensión. Sectores de seguridad respaldan la línea dura contra Hizbulá, mientras que voces críticas alertan sobre el riesgo de una escalada mayor que podría arrastrar a toda la región a un conflicto más amplio. En Líbano, Hizbulá mantiene su narrativa de resistencia y denuncia la agresión israelí, reforzando su apoyo entre sectores chiíes y complicando cualquier proceso de pacificación.

Este escenario ha generado un debate intenso sobre la eficacia y moralidad de la estrategia israelí. ¿Es posible contener a Hizbulá mediante ataques continuos que violan acuerdos internacionales? ¿O se está alimentando un ciclo de violencia que solo prolonga el sufrimiento y la incertidumbre?

La realidad es que, a casi un año del alto el fuego, el sur del Líbano sigue siendo un territorio marcado por la sombra de la guerra, donde la coexistencia pacífica parece aún una quimera. La comunidad internacional, aunque preocupada, ha mostrado limitaciones para mediar un acuerdo que vaya más allá de la tregua formal y aborde las raíces del conflicto.

En definitiva, la ofensiva israelí contra la infraestructura de Hizbulá en Líbano no es solo un episodio militar aislado, sino un reflejo de las profundas fracturas políticas, sociales y estratégicas que atraviesan Medio Oriente. La tragedia, en este coliseo sin público, la sufren los civiles atrapados entre bombas y discursos de poder, mientras las grandes potencias observan, calculan y esperan que la próxima jugada no desate un incendio incontrolable.

Este conflicto persistente nos recuerda que los acuerdos de cese de hostilidades, sin un compromiso real y multidimensional, pueden ser solo una pausa tensa antes de la próxima tormenta.