
La controversia que envolvió a la comediante Natalia Valdebenito tras su polémico comentario sobre la tragedia minera en El Teniente se transformó en un verdadero coliseo jurídico y social que, meses después, sigue dejando enseñanzas sobre los límites y alcances de la libertad de expresión en Chile.
El 14 de agosto de 2025, Valdebenito hizo un chiste que fue grabado y viralizado, en el que afirmó ser "la única persona contenta de que pasara lo de los mineros" fallecidos en la mina El Teniente. La frase provocó una ola de críticas, rechazo público y una exigencia formal de disculpas por parte de la Corporación Cultural de Rancagua, ciudad donde la artista tenía agendado un show.
Inicialmente, la comediante negó que sus palabras merecieran disculpas, argumentando que habían sido sacadas de contexto y calificando la polémica como "artificial". Sin embargo, días después ofreció disculpas públicas y reconoció su error, manifestando que "el dolor ajeno también me atraviesa y me importa".
Pero la disputa no quedó ahí. La familia de uno de los seis mineros fallecidos presentó un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de La Serena, solicitando que se prohíba a Valdebenito realizar cualquier rutina humorística basada en la tragedia. En agosto, el tribunal acogió la solicitud y dictó una orden de no innovar, instruyendo a la humorista abstenerse de hacer referencias al accidente mientras se resolvía el fondo del asunto.
Este fallo judicial, que operó como una medida cautelar preventiva, desató un intenso debate en el ámbito jurídico y social. El académico y doctor en Derecho Sebastián Zárate calificó la decisión como "un acto de censura previa" y advirtió que la justicia estaba usurpando el rol que debería tener la sociedad en decidir qué es aceptable o no en el humor.
Zárate explicó que, aunque la libertad de expresión tiene límites, estos deben aplicarse de forma posterior y proporcional, no mediante prohibiciones anticipadas que inhiben el discurso antes de que se analice su eventual daño o responsabilidad.
Por su parte, la defensa de Valdebenito, representada por el abogado Luis Vergara, argumentó ante la Corte que el recurso carecía de fundamento jurídico, ya que las expresiones no formaban parte de una rutina habitual ni tenían fines comerciales, y que la orden de no innovar constituía una censura previa incompatible con el ordenamiento jurídico chileno e internacional.
Finalmente, en septiembre, la Corte de Apelaciones de La Serena falló unánimemente a favor de Valdebenito, dejando sin efecto la orden de no innovar y reafirmando que la libertad de expresión en Chile goza de un amplio espectro de protección, optando por sancionar responsabilidades ex post y renunciando a la censura previa.
Este fallo ha sido interpretado como un precedente relevante para la jurisprudencia chilena, que reafirma la primacía de la libertad de expresión, incluso cuando las expresiones resulten ofensivas o de mal gusto, siempre que no inciten a la violencia o constituyan injurias.
Desde la opinión pública, la polémica dejó una huella profunda. Por un lado, hubo quienes defendieron el derecho al humor y la sátira como mecanismos esenciales para la crítica social y la libertad creativa. Por otro, familias afectadas y sectores sensibles al dolor de las víctimas cuestionaron la pertinencia y el límite ético del humor en contextos de tragedia.
El columnista José Miguel Aldunate reflexionó que, aunque el chiste de Valdebenito fue desafortunado y desubicado, la solución no debe ser la censura previa judicial, sino la defensa del derecho a la expresión con límites claros y previstos en la ley.
Este caso pone en evidencia la tensión permanente entre el derecho a la libertad de expresión y el respeto a la dignidad de las personas afectadas por tragedias, en un país donde la justicia y la sociedad aún buscan un equilibrio que permita convivir la pluralidad de voces sin sacrificar la sensibilidad humana.
La lección es clara: en una democracia madura, la libertad de expresión debe protegerse con rigor y cautela, pero también con conciencia social y responsabilidad, dejando que la discusión y la crítica sean las herramientas para dirimir los conflictos, no la prohibición anticipada que puede abrir la puerta a la censura estatal.
---
Fuentes: Corte de Apelaciones de La Serena (fallo y antecedentes), entrevistas y análisis de Sebastián Zárate (Universidad Autónoma), declaraciones públicas y documentos legales de Natalia Valdebenito y su defensa, columnas de opinión de José Miguel Aldunate (Diario Financiero), reportajes de La Tercera, Cooperativa.cl y BioBioChile.
2025-09-03