El futuro de Cisjordania en la encrucijada: la anexión que divide a Israel y la comunidad internacional

El futuro de Cisjordania en la encrucijada: la anexión que divide a Israel y la comunidad internacional
Internacional
América Latina
2025-11-19
Fuentes
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- Israel apuesta por la anexión de Cisjordania, desafiando presiones internacionales.

- Estados Unidos y actores globales presionan para frenar la expansión de asentamientos.

- La polémica profundiza la fractura entre visiones políticas y el destino del proyecto palestino.

Un tablero geopolítico en tensión

El 23 de octubre de 2025, el expresidente estadounidense Donald Trump advirtió que Israel "perdería su apoyo" si avanzaba con la anexión de Cisjordania. La advertencia, emitida en una entrevista con la revista Time, se sumó a un coro internacional que desde meses antes exigía a Israel detener la construcción de nuevos asentamientos en la región.

El 14 de agosto de 2025, la ONU y la Unión Europea habían pedido formalmente a Israel detener un plan para construir más de 3.000 viviendas en Cisjordania, proyecto impulsado por el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, que conecta Jerusalén Este con el asentamiento de Maale Adumim. Esta iniciativa, según expertos y organismos internacionales, "entierra la idea de un Estado palestino" y viola el Derecho Internacional.

Voces enfrentadas en el epicentro del conflicto

Desde la perspectiva israelí, el plan responde a una necesidad estratégica y demográfica. Smotrich y sus aliados argumentan que la expansión es legítima y necesaria para asegurar la soberanía y la seguridad del Estado judío. Para ellos, detener la construcción es ceder ante presiones externas que ignoran la realidad histórica y política del territorio.

En contraste, Naciones Unidas y la Unión Europea sostienen que la política de asentamientos israelíes "consolida la ocupación y aleja la posibilidad de una solución de dos Estados". Stéphané Dujarric, portavoz de la ONU, advirtió que continuar con la expansión dividiría Cisjordania, separando el norte del sur y haciendo inviable la continuidad territorial palestina.

Desde Estados Unidos, la administración actual ha adoptado una postura más cautelosa, evitando condenas directas. Un portavoz del Departamento de Estado señaló que "una Cisjordania estable mantiene a Israel seguro", y enfatizó la prioridad de poner fin a la guerra en Gaza y contener a Hamás, dejando en segundo plano el debate sobre asentamientos.

Consecuencias visibles y el futuro del conflicto

La tensión acumulada ha tenido repercusiones palpables. En el terreno, la construcción de viviendas y la expansión de asentamientos han incrementado los enfrentamientos entre colonos y palestinos, exacerbando la violencia y la inseguridad. La fragmentación territorial amenaza con hacer irreversible la división política y social de Cisjordania.

Además, la fractura entre Israel y actores internacionales, incluyendo partes importantes de la comunidad judía global y Estados árabes, refleja un escenario donde las alianzas tradicionales se reconfiguran. La normalización con Arabia Saudita, impulsada por Estados Unidos, parece avanzar, pero con la sombra de la anexión y la violencia en el trasfondo.

Verdades que emergen y desafíos ineludibles

- La anexión y expansión de asentamientos no solo son un acto político, sino un movimiento que redefine el mapa y la viabilidad del Estado palestino.

- Las advertencias internacionales, aunque firmes en el discurso, han tenido escaso impacto en frenar las políticas israelíes, evidenciando límites en la diplomacia multilateral.

- La postura estadounidense, crucial en el equilibrio regional, muestra una ambivalencia que permite la continuación del statu quo, priorizando la estabilidad a corto plazo sobre soluciones estructurales.

El futuro de Cisjordania se juega en este cruce de caminos, donde cada decisión no solo afecta a quienes habitan la región, sino que también redefine el orden geopolítico en Medio Oriente. La historia reciente confirma que el conflicto no se resuelve con imposiciones unilaterales, sino con acuerdos que reconozcan las múltiples realidades y aspiraciones.

El coliseo sigue abierto, y los protagonistas están en escena: Israel, con su apuesta expansionista; Palestina, con su lucha por reconocimiento y territorio; y la comunidad internacional, dividida entre intereses y principios. El público, distante pero atento, observa el desenlace de esta tragedia que no encuentra aún su final.