
Un llamado a la unidad que quedó en la orilla del camino
El 14 de agosto de 2025, la diputada Ericka Ñanco, del Frente Amplio, lanzó un enérgico llamado a construir una lista parlamentaria única que respaldara la candidatura presidencial de Jeannette Jara. La urgencia era clara: sin unidad, la dispersión de fuerzas políticas de izquierda podría abrir la puerta a la ultraderecha y poner en peligro los avances sociales conquistados con años de lucha.
Sin embargo, a tres meses de esa exhortación, la lista única no se concretó. La coalición progresista se fragmentó, en parte por las tensiones entre partidos pequeños que buscan espacio propio y por la demora de colectividades mayores en definir su postura. “La diversidad no puede ser excusa para la dispersión”, insistió Ñanco en su momento, pero la realidad mostró lo contrario.
Multiplicidad de voces y perspectivas
Desde sectores del Frente Amplio se percibió la falta de generosidad política y visión estratégica como un obstáculo para la unidad. En contraste, algunos partidos más pequeños defendieron su autonomía y temieron diluir su identidad en una lista única que privilegiara a las fuerzas mayoritarias.
“No se trata solo de sumar votos, sino de representar genuinamente a nuestras bases”, argumentaron desde estas colectividades, que prefirieron competir por separado.
Desde la ultraderecha, la fragmentación fue vista como una oportunidad para capitalizar el desorden de la oposición. Líderes de esa coalición enfatizaron que la incapacidad de la izquierda para unirse era una muestra de su debilidad estructural.
Impacto regional y social
En regiones, la falta de una lista única tuvo un efecto tangible: candidaturas dispersas dividieron el voto progresista, facilitando el avance de candidatos conservadores en distritos clave. Ciudadanos de territorios históricamente vulnerados expresaron frustración y desencanto, pues veían en la unidad una vía para acelerar reformas sociales, indígenas y de descentralización.
“Esperábamos que la unidad fuera un puente para cambiar nuestras realidades, pero la dispersión nos aleja de esa esperanza”, comentó un dirigente social de la Araucanía.
Verdades y consecuencias ineludibles
La experiencia reciente confirma que la fragmentación política en la izquierda chilena no es solo una cuestión táctica, sino un reflejo de tensiones profundas entre identidades, estrategias y prioridades. La ausencia de una lista parlamentaria única debilitó la capacidad de la coalición para proyectar una mayoría legislativa sólida que respalde a Jeannette Jara.
Esto, a su vez, pone en jaque la gobernabilidad y la posibilidad de avanzar con reformas estructurales en derechos sociales, políticas indígenas y descentralización, temas que la ciudadanía demanda con urgencia.
El desafío ahora es claro: superar la disonancia interna sin sacrificar la diversidad, construir puentes de confianza y ampliar la base legislativa para no repetir la historia de la dispersión. La izquierda chilena se encuentra en un punto de inflexión donde la unidad no es solo aspiración política, sino condición para responder a las demandas sociales y evitar el avance de la ultraderecha.
La catarsis política de estos meses pone a prueba la capacidad de sus protagonistas para transformar la tragedia de la división en una oportunidad de renovación y diálogo profundo.
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Fuentes:
- Carta pública de Ericka Ñanco, diputada Frente Amplio, 14 de agosto de 2025, La Tercera.
- Entrevistas con dirigentes políticos y sociales de regiones, septiembre-noviembre 2025.
- Análisis electorales y reportes de resultados parlamentarios, octubre 2025.