
Un robo a la mansión de Hollywood Hills en 2023 desencadenó una investigación que, con el paso del tiempo, ha revelado mucho más que la simple recuperación de seis relojes de lujo. En diciembre de 2024, la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) encontró los relojes robados a Keanu Reeves en una vivienda de Peñalolén, en el marco de una operación contra robos violentos en la zona oriente de Santiago. Estos objetos, valorados en aproximadamente 10 mil dólares, incluían un Rolex Submariner grabado con el nombre de "John Wick", el emblemático personaje interpretado por el actor canadiense.
La devolución formal de los relojes tuvo lugar en julio de 2025 en la embajada de Estados Unidos en Santiago, en un acto conjunto entre la PDI, Fiscalía Metropolitana Oriente y el FBI. La Fiscalía informó que la persona que mantenía los relojes fue detenida y condenada por robo con intimidación y receptación aduanera, evidenciando la existencia de una red criminal que opera a nivel internacional.
"Muchas gracias por todo su esfuerzo, dedicación, profesionalismo y cooperación transfronteriza", expresó Keanu Reeves en una carta manuscrita enviada a la PDI, Fiscalía chilena, FBI y LAPD, revelada por medios internacionales. El actor manifestó su "profunda gratitud y aprecio" por el trabajo conjunto que permitió la recuperación de sus pertenencias.
El caso ha puesto en evidencia múltiples dimensiones de la seguridad y justicia chilena.
Desde la perspectiva policial, la operación no solo significó un golpe contra la delincuencia común, sino que también permitió desentrañar una compleja red que vincula robos violentos en Chile con el tráfico internacional de bienes robados. Marcelo Varas, jefe de la Brigada Investigadora de Robos Oriente (Biro), señaló que esta investigación forma parte de un esfuerzo mayor para combatir bandas que operan con sofisticación y alcance transnacional.
En el ámbito judicial, la Fiscalía Metropolitana Oriente destacó la coordinación con tribunales para obtener órdenes de detención y allanamientos que culminaron en la incautación de los relojes y la formalización de imputados. Este proceso judicial ha sido valorado como un ejemplo de eficacia en la persecución penal de delitos complejos.
Sin embargo, la historia también ha generado debates en la opinión pública y en sectores políticos. Algunos sectores críticos han cuestionado la atención mediática y recursos dedicados a un caso vinculado a un actor extranjero, en un contexto donde la inseguridad ciudadana sigue siendo una preocupación para amplios sectores de la población chilena.
Otros analistas, en cambio, valoran que este caso visibilice la capacidad de las instituciones chilenas para enfrentar delitos sofisticados y su integración en redes internacionales de cooperación policial y judicial.
Finalmente, esta historia pone en relieve varias verdades y consecuencias palpables:
- Que la delincuencia organizada en Chile ha evolucionado hacia estructuras transnacionales que requieren respuestas coordinadas y multidimensionales.
- Que la PDI y Fiscalía, con apoyo internacional, pueden alcanzar resultados concretos en la recuperación de bienes y sanción de responsables.
- Que la visibilidad mediática de casos ligados a figuras internacionales puede ser un doble filo: ayuda a mostrar capacidades institucionales, pero también puede generar cuestionamientos sobre prioridades.
Mientras Keanu Reeves agradece desde Los Ángeles, en Santiago se sigue trabajando para desarticular las redes que permiten que objetos robados crucen fronteras y alimenten un mercado ilícito global. Un caso emblemático que invita a reflexionar sobre los desafíos y alcances de la seguridad y justicia en Chile en un mundo cada vez más interconectado.