Un traspié que no fue menor. En agosto de 2025, la candidatura presidencial de Jeannette Jara, exministra del Trabajo y figura principal del oficialismo, sufrió un golpe inesperado que puso en jaque su discurso y la confianza de parte del electorado. El 12 de agosto, en un foro en el Hotel W, Jara afirmó que solo apoyó los dos primeros retiros de fondos previsionales de 2021 y negó respaldo al tercer retiro. Esta declaración fue rápidamente desmentida por registros públicos y videos que mostraban su apoyo explícito a la medida, lo que generó una ola de críticas y acusaciones de falsedad por parte de la oposición.
El choque de narrativas. La polémica no solo evidenció una contradicción puntual, sino que abrió una grieta entre las versiones oficiales y la percepción ciudadana. Desde la oposición, figuras como José Antonio Kast no dudaron en señalar que Jara intentaba manipular la verdad para evitar desgaste político. En cambio, desde el comando de Jara se defendió la postura apuntando a un error en la memoria de la candidata y a la complejidad del debate sobre los retiros, que ha marcado la política chilena desde 2020.
“En ese minuto puede que no me haya acordado de los detalles. Yo sé que hay un interés en dejar cosas puestas como que son mentiras, pero la realidad es mucho más distinta que eso”, dijo Jara en su intento por desactivar la crisis. Sin embargo, esta explicación no logró apaciguar a todos los críticos, que la acusaron de falta de transparencia.
El contexto de una campaña convulsionada. No es la primera vez que Jara enfrenta dificultades comunicacionales. En meses previos, había generado controversia al negar la inclusión de la nacionalización del cobre en su programa, cuando documentos oficiales demostraban lo contrario. Estos episodios han tensionado la credibilidad de su candidatura en un momento decisivo.
Frente a la tormenta mediática, Jara optó por un cambio de estrategia: dejar atrás la arena de debates y apariciones mediáticas para enfocarse en una gira territorial de 27 días que comenzó en Valparaíso y culminó en Santiago. Esta ruta, denominada “una ruta distinta de campaña”, busca reconectar con la ciudadanía a través del contacto directo y la escucha activa.
Perspectivas encontradas sobre el impacto político. Desde el oficialismo, se reconoce que la polémica ha sido un golpe duro, pero confían en que el despliegue territorial y la presentación próxima de un programa de gobierno con foco en crecimiento, seguridad, salud y vivienda pueden revertir la tendencia.
Por otro lado, analistas políticos advierten que estos errores acumulados afectan la imagen de Jara como líder confiable y pueden beneficiar a sus rivales, especialmente en un escenario electoral fragmentado y polarizado.
Voces ciudadanas y sociales. En las regiones, la recepción a la gira ha sido mixta. Algunos sectores valoran el esfuerzo por salir de la capital y escuchar demandas locales, mientras otros expresan cansancio ante la volatilidad de los discursos políticos y la falta de claridad en temas clave como las pensiones.
Conclusiones y consecuencias. Más allá de la polémica puntual, la crisis de Jara refleja un problema mayor en la política chilena contemporánea: la dificultad de construir narrativas coherentes y creíbles en un entorno mediático saturado y polarizado. La insistencia en corregir errores y avanzar hacia un diálogo directo con la ciudadanía es un intento válido, pero que deberá demostrar resultados concretos para recuperar confianza.
En definitiva, la campaña de Jeannette Jara se encuentra en una encrucijada donde la memoria política, la gestión de la verdad y la conexión con el electorado serán decisivas para su futuro. La historia aún está en desarrollo, pero este episodio ya queda como una lección sobre los riesgos de la contradicción pública y la importancia de la transparencia en la política chilena actual.
Fuentes: La Tercera, análisis de expertos políticos, registros de redes sociales y declaraciones públicas de la candidata y sus adversarios.