
El escenario político chileno se calienta a 30 días de la segunda vuelta presidencial, y la izquierda se encuentra en el centro de un choque que no solo es electoral, sino también simbólico y estratégico. Tras obtener la primera mayoría en la primera vuelta con un 26,8%, Jeannette Jara, candidata del PC, inició su despliegue territorial buscando captar el voto menos ideologizado que se volcó hacia Franco Parisi (PDG), quien sorprendió con un tercer lugar nacional y un 19% de respaldo. Pero esta maniobra no ha sido bien recibida por todos dentro del espectro progresista. Pamela Jiles, diputada del PDG y figura emblemática de la izquierda más crítica con la política tradicional, arremetió contra Jara acusándola de “arrastrarse por los votos de Parisi”, a quien hasta hace poco criticaban duramente.
En su primer acto público tras la elección, Jara visitó La Pintana, comuna emblemática y uno de los bastiones donde Parisi obtuvo un 26,7%, casi igualando su votación. La exministra del Trabajo reconoció que la “ciudadanía obligada” —aquellos que vuelven a votar tras la reinstauración del voto obligatorio en 2022— es un segmento que aún no logra conectar plenamente la izquierda tradicional. “Franco Parisi lo interpretó muy bien y hay que aprender de ahí”, dijo en una entrevista, dando un guiño explícito a parte del electorado que ahora busca seducir.
Jara no solo ha valorado públicamente propuestas de Parisi, como la eliminación del IVA a los medicamentos, sino que también ha mostrado solidaridad con Evelyn Matthei, candidata de derecha tradicional que obtuvo un 12,4%, reconociendo que sus votos podrían no migrar automáticamente a Kast. Este pragmatismo ha generado incomodidad en sectores más duros de la izquierda.
Pamela Jiles no tardó en responder con dureza. Desde su cuenta en X, acusó a Jara de “arrastrarse por los votos de Parisi, al que hace una semana funaban”, ironizando sobre la inconsistencia política y recordando la polémica reunión de Jara con ejecutivos de AFP y figuras vinculadas a la derecha, que para Jiles representa una traición a los principios de izquierda.
“No me hagan tanto reír. ¿Irá a pedirle la terraza y los canapés a Zalaquett de nuevo?”, lanzó Jiles, en referencia a la cuestionada reunión con Pablo Zalaquett y otros actores empresariales, un episodio que sigue generando controversia y que para muchos simboliza el divorcio entre la izquierda institucional y la base crítica.
Este enfrentamiento refleja una tensión mayor dentro de la izquierda chilena: la pugna entre quienes apuestan a ampliar la base electoral incorporando votos desideologizados y pragmáticos, y quienes defienden una línea más dura, crítica y rupturista. Mientras Jara apuesta a un discurso de unidad y pragmatismo, buscando alianzas incluso con sectores de centro y derecha tradicional, Jiles representa la voz de la resistencia a cualquier aproximación que diluya los principios de izquierda.
Desde el punto de vista electoral, esta disputa se da en un contexto donde la derecha, liderada por José Antonio Kast, capitaliza la suma de sus distintos sectores, incluyendo a Matthei y el ultraconservador Johannes Kaiser, alcanzando más del 50% de los votos en conjunto. Para Jara, la segunda vuelta es una carrera cuesta arriba, pero su estrategia es clara: ganar terreno en el voto menos ideologizado y en las comunas populares.
La elección presidencial chilena se aproxima a su desenlace con un escenario polarizado y fragmentado, donde la izquierda enfrenta no solo a la derecha, sino también sus propias contradicciones internas. La disputa entre Jara y Jiles no es un simple rifirrafe personal, sino la manifestación de un debate profundo sobre el rumbo que debe tomar la izquierda para ser competitiva y fiel a sus valores.
Queda claro que el voto de Parisi, que sorprendió por su volumen y heterogeneidad, será la llave para la segunda vuelta. Pero la forma en que se dispute ese voto, y cómo se articule una narrativa coherente en la izquierda, marcará el destino de la contienda. En este coliseo político, la tragedia y la oportunidad coexisten: la izquierda debe decidir si se fragmenta aún más o logra construir puentes que permitan enfrentar con fuerza a la derecha.
Este episodio también invita a reflexionar sobre la volatilidad del electorado chileno y la crisis de los partidos tradicionales, que obliga a los candidatos a reinventar estrategias y discursos en tiempo récord. La batalla final no solo es por votos, sino por la identidad y la dirección política del país en los próximos años.
---
Fuentes: El País Chile, InformadorChile (T13), declaraciones públicas de Pamela Jiles y Jeannette Jara, análisis de Alfredo Joignant, entrevistas en Chilevisión, Mega, TVN y Radio Cooperativa.
2025-11-16