
En agosto de 2025, dos mundos aparentemente distantes —la innovación tecnológica en alimentos y la tradición cervecera chilena— se encontraron para dar vida a un producto que, a semanas de su lanzamiento, ya ha generado debate y admiración. La cerveza “Ocho punto ocho”, creada por NotCo y la cervecería LOA, combina la esencia del clásico terremoto con la practicidad del formato ready to drink.
Lo que comenzó como una conversación casual entre los fundadores de NotCo y LOA en un evento de emprendimiento se transformó en una carrera contrarreloj. En solo ocho semanas, desarrollaron la receta, realizaron pruebas de sabor y definieron el diseño del envase. Matías Muchnick, CEO de NotCo, reconoció que esta alianza fue una apuesta jugada: "Hay una sola marca a la que le iría a proponer una locura como esta: tenía que ser alguien tan jugado como nosotros".
Desde LOA, la cervecería con raíces regionales profundas, el proyecto representó un salto hacia la innovación sin perder el vínculo con la identidad chilena. "No solo es una innovación de producto, sino también una celebración del ingenio y la identidad chilena", señalaron en un comunicado conjunto.
El terremoto, mezcla tradicional de pipeño, granadina y helado de piña, es un símbolo de las Fiestas Patrias. Su reinterpretación en una cerveza lista para beber ha generado diversas reacciones.
Desde sectores conservadores y algunos amantes de la tradición, la bebida ha sido vista con escepticismo. Para ellos, "el terremoto es una experiencia que no puede ser embotellada ni industrializada", sostienen, defendiendo la preparación artesanal como parte del ritual social.
En contraste, jóvenes emprendedores y sectores más urbanos valoran la innovación y la comodidad. "Ocho punto ocho democratiza el terremoto, haciéndolo accesible y más saludable, con menos azúcar y calorías", afirman desde comunidades de consumidores que buscan nuevas experiencias sin perder la raíz cultural.
La alianza entre NotCo, ubicada en Santiago, y LOA, con base en Antofagasta, también refleja un puente entre el centro y el norte del país, uniendo saberes y economías locales. El proyecto ha impulsado empleo y dinamizado cadenas productivas regionales, especialmente en la etapa de producción y distribución.
Además, la elección de Jumbo como distribuidor exclusivo para la primera producción muestra cómo el retail apuesta por productos que combinan innovación y arraigo local, buscando captar un consumidor más exigente y consciente.
A más de tres meses del lanzamiento, “Ocho punto ocho” ha consolidado su lugar en el mercado, no sin polémicas ni debates sobre la autenticidad y la innovación. La experiencia muestra que la tradición chilena no es un bloque monolítico, sino un terreno fértil para reinterpretaciones que pueden generar tensiones pero también oportunidades.
Este caso invita a reflexionar sobre cómo la identidad cultural puede dialogar con la tecnología y el mercado globalizado, sin perder su esencia, pero tampoco sin negarse a evolucionar.
En definitiva, la cerveza “Ocho punto ocho” es un espejo donde se enfrentan y entrelazan la nostalgia, el progreso y la identidad nacional, dejando claro que en Chile la tradición también puede ser disruptiva.