
La campaña presidencial de Jeannette Jara ha tomado forma con una estrategia que busca combinar amplitud programática y pragmatismo político, mientras se aleja de propuestas que considera riesgosas para la estabilidad económica y social del país.
Desde la primera vuelta, la candidata de Unidad por Chile ha impulsado un plan denominado “Chile suma”, que recoge y adapta ideas de sus contendores, incluyendo a Franco Parisi y Evelyn Matthei, para ampliar su base electoral de cara al balotaje del 14 de diciembre. Este movimiento no solo evidencia una voluntad de diálogo transversal, sino también la complejidad de equilibrar demandas sociales con restricciones fiscales y políticas.
El documento “Sumando Chile Cambia” refleja la integración de propuestas en áreas como seguridad, economía y vivienda. Por ejemplo, se incorporan medidas de Matthei para la seguridad territorial y rural, junto con estrategias de Parisi para la devolución del IVA en medicamentos y la reconversión laboral en minería. La propuesta estrella en vivienda, el “Hipotecazo con pie cero”, combina subsidios y garantías estatales para jóvenes sin propiedad previa, priorizando a mujeres, y se presenta como un puente entre visiones tradicionales y emergentes.
Sin embargo, esta apertura tiene límites. Jara ha descartado explícitamente la eliminación del IVA a la canasta básica y nuevos retiros de fondos de pensiones fuera del contexto pandémico, propuestas defendidas por Parisi. “No estoy de acuerdo, porque me gusta la idea, pero no hay cómo compensar esos ingresos para el Estado”, explicó la candidata, enfatizando la dificultad de sostener medidas que podrían afectar la recaudación fiscal y la estabilidad macroeconómica.
Esta estrategia genera fricciones internas y externas. Mientras que algunos sectores del oficialismo valoran la disposición a incorporar ideas ajenas, otros advierten sobre el riesgo de diluir el perfil político y programático de la candidatura. La invitación abierta de Parisi para participar en su programa de YouTube “Bad Boys” abrió un debate sobre la conveniencia de acercarse a audiencias poco convencionales y a un electorado más heterogéneo.
“Lo voy a evaluar. A mí me gustaría ir, pero tengo que ver también los temas de agenda, porque me interesa hablarle a la ciudadanía”, señaló Jara, consciente del desafío de conectar con votantes que buscan alternativas fuera del circuito político tradicional.
Desde la derecha, la unificación en torno a José Antonio Kast se presenta como un bloque sólido, aunque con tensiones internas. Jara ha señalado que esa coalición se ha formado “bien a regañadientes”, reflejando un clima de desencuentro que podría influir en la movilización electoral.
En el oficialismo, la pérdida de partidos como Acción Humanista y FRVS por no superar el umbral electoral genera preocupación sobre la fragmentación política y la necesidad de construir mayor unidad para enfrentar la segunda vuelta.
La candidatura de Jeannette Jara se juega en esta etapa la capacidad de amalgamar un programa que sea atractivo para un electorado diverso, sin perder consistencia ni caer en medidas populistas que podrían comprometer la estabilidad económica. Su apuesta por un “Chile suma” pragmático y plural busca responder a la complejidad del escenario político chileno, marcado por demandas sociales, incertidumbre económica y una ciudadanía que reclama soluciones concretas y responsables.
Este equilibrio entre apertura y límites, diálogo y definición, será decisivo para la segunda vuelta y para la gobernabilidad futura, en un país que observa con atención cómo se configuran las alianzas y los discursos que definirán su rumbo en el próximo ciclo presidencial.