La inflación en Estados Unidos desacelera pero mantiene incertidumbre: un análisis más allá del dato puntual

La inflación en Estados Unidos desacelera pero mantiene incertidumbre: un análisis más allá del dato puntual
Economía
Macroeconomía
2025-11-19
Fuentes
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- Inflación crece menos de lo esperado en julio

- Preocupaciones sobre la calidad y continuidad de los datos oficiales

- Políticas arancelarias y su impacto desigual en precios

El índice de precios al consumidor (IPC) de Estados Unidos registró un aumento del 0,2% en julio, cifra inferior a lo anticipado por los economistas y que, a primera vista, podría interpretarse como un signo de moderación en la inflación. El dato oficial publicado el 12 de agosto mostró un avance interanual del 2,7%, estable respecto al mes anterior. Sin embargo, este aparente respiro esconde tensiones y desafíos que han ido emergiendo en las semanas posteriores, y que merecen un análisis más profundo.

Un dato bajo la lupa: calidad y continuidad en entredicho

Desde mediados de 2025, la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) enfrenta críticas y cuestionamientos por recortes presupuestarios y despidos claves, entre ellos el de su directora Erika McEntarfer, removida tras la publicación de datos de empleo que no favorecieron la narrativa oficial. Este contexto ha generado dudas sobre la integridad y continuidad de la recopilación de datos, especialmente en segmentos sensibles de la canasta del IPC.

Según Reuters, “la suspensión de la recolección de datos en ciertas áreas geográficas y categorías de productos podría distorsionar la medición real de la inflación”. Este escenario introduce una disonancia cognitiva: mientras los números oficiales muestran una desaceleración, la percepción ciudadana y algunos indicadores alternativos sugieren una inflación más persistente.

Aranceles y precios: un impacto heterogéneo y con efectos regionales

En paralelo, la política arancelaria impulsada por administraciones anteriores sigue dejando huella. Productos para el hogar han experimentado aumentos significativos, con un alza de 0,7% en julio, contrastando con la estabilidad en precios de frutas y verduras enlatadas, que suelen ser importadas y sensibles a los gravámenes.

El economista Jared Bernstein, exasesor de la Casa Blanca, señaló a CNBC que “los aranceles se reflejan en las cifras, pero ciertamente no son alarmantes en este momento”. No obstante, esta evaluación no es unánime. Desde sectores industriales y consumidores se advierte que los efectos regionales y socioeconómicos de estos impuestos son desiguales, presionando con mayor fuerza a hogares de menores ingresos y a economías locales dependientes de importaciones.

Voces encontradas: política y sociedad en debate

En el espectro político, las interpretaciones del IPC divergen. La oposición acusa al gobierno de minimizar la inflación real mediante la manipulación oportuna de datos y recortes en la BLS, mientras que el oficialismo defiende la transparencia y atribuye las presiones inflacionarias a factores externos, como la guerra comercial y la volatilidad global.

Desde organizaciones sociales, se alerta sobre el impacto acumulado en el poder adquisitivo y la calidad de vida, especialmente en sectores vulnerables que no se ven reflejados en las cifras oficiales. Esta tensión entre cifras y experiencias cotidianas alimenta la desconfianza y dificulta la construcción de consensos en políticas económicas.

Conclusiones: entre la prudencia y la incertidumbre

Tras meses de análisis y revisión, queda claro que el dato del IPC de julio no puede ser leído aisladamente. La desaceleración en la inflación es una buena noticia en términos macroeconómicos, pero la sombra sobre la calidad de los datos y la persistencia de presiones arancelarias complejizan el panorama.

La inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, creció un 0,3% en julio, su mayor avance desde enero, y un 3,1% interanual. Esto indica que las presiones internas aún no ceden completamente.

En definitiva, la historia de la inflación estadounidense en 2025 es un relato de tensiones entre cifras oficiales, intereses políticos y experiencias sociales. El desafío para los ciudadanos y analistas es discernir entre la realidad económica y las narrativas construidas, en un contexto donde los datos son tan valiosos como cuestionados.

Este episodio reafirma la importancia de un seguimiento crítico y multidimensional de los indicadores económicos, especialmente cuando estos impactan directamente en la vida cotidiana y en la estabilidad social.