Noruega enfrenta crisis social y política tras auge de la cocaína: un espejo incómodo para Chile

Noruega enfrenta crisis social y política tras auge de la cocaína: un espejo incómodo para Chile
Internacional
Europa
2025-11-19
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- Explosión del consumo de cocaína en Noruega desde 2022, con récords históricos de decomisos y normalización social.

- Ascenso político de la ultraderecha ligada a discursos de seguridad y control migratorio.

- Desafíos institucionales y sociales que reflejan tensiones entre apertura y orden, con ecos en debates latinoamericanos.

Un país nórdico en tensión

Desde finales de 2021, Noruega ha experimentado un aumento sin precedentes en el consumo y tráfico de cocaína. Las incautaciones en puertos, carreteras y fronteras han batido récords, con más de 2,3 toneladas decomisadas en 2023, superando la suma de toda una década previa. La droga ha dejado de ser un asunto marginal para convertirse en una presencia cotidiana, especialmente en barrios como Grønland, en Oslo, donde la venta callejera es visible casi a cualquier hora.

“No estamos preparados para afrontar esto”, admite Karin Tandero Schaug, presidenta del sindicato de Aduanas noruego, quien señala que la pandemia fue un punto de inflexión para esta crisis. La normalización del consumo entre jóvenes y sectores acomodados ha puesto en alerta a las autoridades, que reconocen la insuficiencia de recursos y personal para contener el fenómeno.

La ultraderecha capitaliza el descontento

En este contexto, la política noruega ha vivido una sacudida significativa. En septiembre de 2025, el Partido del Progreso, una formación populista y xenófoba, logró su mejor resultado histórico, convirtiéndose en la segunda fuerza política del país con casi un 24% de los votos. Liderado por Sylvi Listhaug, una figura fuerte que ha ocupado múltiples ministerios, el partido ha capitalizado la preocupación social con promesas de mano dura, reducción de impuestos y control estricto de la inmigración.

“Noruega ha aceptado demasiados inmigrantes provenientes de Oriente Próximo, África y Asia. Esta situación es insostenible y supone enormes costes para los contribuyentes”, declaró Erlend Wiborg, portavoz del partido en materia migratoria. La propuesta de limitar la llegada de refugiados solo a cristianos y la creación de centros de acogida en terceros países han generado un debate intenso y polarizado.

Una sociedad dividida y un Estado en alerta

La crisis de la cocaína y el ascenso de la ultraderecha no son fenómenos aislados sino partes de una misma trama. El aumento de la droga ha tensionado a las fuerzas de seguridad y ha generado preocupación sobre la cohesión social. La alcaldesa de Oslo reconoció que el puerto de la capital es uno de los preferidos por el crimen organizado en Europa y que las medidas actuales son insuficientes.

Para enfrentar el desafío, Noruega y Suecia inauguraron una comisaría conjunta en la frontera, buscando frenar el flujo de drogas y criminalidad transfronteriza. Sin embargo, expertos advierten que la problemática es estructural y requiere políticas integrales que incluyan prevención, integración social y fortalecimiento institucional.

¿Qué puede aprender Chile?

Aunque Chile no enfrenta una crisis de narcotráfico de esta magnitud, la experiencia noruega ofrece lecciones valiosas. En un país marcado por debates sobre seguridad, migración y cohesión social, la normalización del consumo de drogas y la politización extrema pueden ser advertencias tempranas.

Un lector chileno, Carlos Pérez-Cotapos, sugirió en agosto 2025 la necesidad de aprender de Noruega en materia económica y social, destacando la prudencia fiscal y la inversión a largo plazo como bases para la estabilidad. Sin embargo, la realidad noruega también muestra que el desarrollo económico no inmuniza contra tensiones sociales profundas.

Verdades y consecuencias

La crisis noruega evidencia que el auge económico y la modernidad no garantizan el control social ni la cohesión política. La expansión del narcotráfico y el consumo, la insuficiencia de recursos estatales y el auge de discursos polarizadores configuran un escenario complejo.

Para Chile y otros países, el desafío es doble: gestionar con eficacia los riesgos sociales asociados a la globalización y la movilidad, y fortalecer los sistemas democráticos para que no sean capturados por extremismos que explotan el miedo y la incertidumbre.

La historia noruega reciente es un recordatorio de que la prosperidad debe ir acompañada de políticas integrales y diálogo social para evitar que las grietas se conviertan en abismos.