El Ojo Morado del Poder: De la alianza a la guerra abierta, la anatomía del quiebre entre Elon Musk y Donald Trump

El Ojo Morado del Poder: De la alianza a la guerra abierta, la anatomía del quiebre entre Elon Musk y Donald Trump
2025-07-11
  • El origen: Una renuncia por desacuerdo fiscal que parecía un simple quiebre técnico.
  • La escalada: El conflicto mutó rápidamente a una guerra personal con acusaciones de alta gravedad en redes sociales.
  • Las consecuencias: Un choque de egos que expone la frágil relación entre el poder político y los gigantes tecnológicos, con implicancias para la economía y la seguridad nacional.

La calma antes de la tormenta

A fines de mayo de 2025, la renuncia de Elon Musk a su cargo como asesor especial en la administración de Donald Trump fue presentada como una diferencia de principios. El magnate, quien lideraba el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), argumentó que el nuevo plan fiscal del presidente, un "proyecto de ley de gasto masivo", socavaba su misión de reducir el déficit. La salida, aunque abrupta, parecía contenida dentro de los márgenes de la política. Medios como La Tercera informaron que, tras el anuncio, Musk agradeció a Trump en su red social X por la "oportunidad de reducir el gasto innecesario".

La despedida oficial, días después, añadió una nota casi surrealista. Musk apareció en el Despacho Oval con un notorio ojo morado, bromeando que fue un puñetazo de su hijo pequeño. En un ambiente de aparente cordialidad, reportado por Cooperativa.cl, Trump elogió su labor y Musk aseguró que seguiría siendo "amigo y asesor del presidente". Para el observador casual, el episodio estaba cerrado: un desacuerdo técnico entre dos figuras poderosas, zanjado con una extraña anécdota.

De la política a la ofensa: La guerra en 140 caracteres

Lo que ocurrió en las semanas siguientes desmanteló por completo esa fachada de civilidad. El conflicto, lejos de apagarse, se trasladó al campo de batalla predilecto de ambos contendientes: las redes sociales. Lo que comenzó como una crítica a un proyecto de ley se transformó en una escalada de ataques personales que reveló la profunda fractura entre los dos hombres.

La perspectiva de Musk: El empresario se posicionó como un guardián de la prudencia fiscal traicionado. En X, calificó el proyecto de ley como una "abominación repugnante" y, sintiéndose atacado, lanzó una serie de golpes bajos. El más grave fue vincular a Trump con los archivos del delincuente sexual Jeffrey Epstein, afirmando que "la verdad saldrá a la luz". Además, se atribuyó un rol clave en la victoria electoral de Trump, acusándolo de "ingratitud".

La perspectiva de Trump: Desde la Casa Blanca y su plataforma Truth Social, la respuesta fue igualmente virulenta. Trump desestimó las críticas de Musk como un berrinche egoísta, sugiriendo que su verdadera molestia era el recorte de subsidios a los vehículos eléctricos que beneficiaban a Tesla. Calificó al magnate de haberse "vuelto loco" y, según fuentes de CNN recogidas por medios chilenos, llegó a preguntar en privado a sus asesores si el comportamiento de Musk se debía al consumo de drogas, en alusión al uso reconocido de ketamina con fines terapéuticos por parte del empresario.

El enfrentamiento alcanzó un punto crítico cuando Trump amenazó con revisar los millonarios contratos gubernamentales de las empresas de Musk, como SpaceX. La respuesta del magnate fue una amenaza teatral: tuiteó que comenzaría a "desmantelar la nave espacial Dragon", el vehículo que transporta a los astronautas de la NASA.

Las ondas de choque: Negocios, política y confianza

Este quiebre no es solo un espectáculo mediático; sus consecuencias son tangibles y multifactoriales.

  • El frente económico: Inicialmente, la renuncia de Musk fue bien recibida por los inversionistas de Tesla, cuyas acciones subieron levemente. Como detalló La Tercera, un grupo de accionistas importantes había presionado para que Musk dedicara más tiempo a la compañía y se distanciara de la política. Sin embargo, la posterior guerra abierta genera una volatilidad que preocupa al mercado, cuestionando la estabilidad de un líder empresarial cuya atención parece dividida entre sus compañías y sus vendettas personales.
  • El frente político: La disputa expone la naturaleza transaccional y frágil de las alianzas entre el poder político y los titanes de la tecnología. La colaboración, que prometía eficiencia y modernización, terminó en un choque de egos que debilita la confianza pública. Para la administración Trump, la pérdida de un aliado de alto perfil como Musk representa un golpe simbólico, mientras que para Musk, el enfrentamiento con el gobierno de EE.UU. plantea riesgos estratégicos para sus empresas, altamente dependientes de contratos estatales.
  • El debate ciudadano y mediático: Medios de diversas tendencias, desde Cambio 21 hasta Cooperativa, han analizado el suceso no solo como una noticia, sino como un síntoma. Columnas de opinión, como la titulada "Una pelea en la Tierra que puede hacernos caer del cielo", alertan sobre los peligros de que disputas personales a este nivel puedan afectar infraestructuras críticas, desde la carrera espacial hasta la estabilidad de las comunicaciones globales.

Un conflicto abierto y sin tregua a la vista

A más de dos meses del apretón de manos en el Despacho Oval, la relación entre Donald Trump y Elon Musk está rota. El diálogo ha sido reemplazado por acusaciones y amenazas. El episodio ha evolucionado de una noticia sobre una renuncia a un caso de estudio sobre el poder, el ego y la peligrosa intersección donde la política, la tecnología y las personalidades volátiles colisionan. La pregunta que queda abierta es si este "ojo morado" en el poder es solo una herida superficial o el síntoma de una fractura mucho más profunda en la relación entre quienes gobiernan y quienes construyen el futuro tecnológico.

La historia presenta una narrativa completa con un principio (nombramiento y colaboración), un desarrollo (desacuerdos sobre política fiscal) y consecuencias claras (renuncia y conflicto público). Permite analizar la volátil intersección entre el poder político, la ideología tecnológica y los egos personales en la más alta esfera de gobierno. El paso del tiempo ha permitido ver las repercusiones económicas y mediáticas de la ruptura, transformando un evento noticioso en un caso de estudio sobre la gobernanza en la era digital y la fragilidad de las alianzas de poder.