
Un derrumbe fatal en la mina El Teniente sacudió en julio pasado a la principal división de Codelco, desencadenando una crisis que aún reverbera en la industria minera y en la economía chilena. El 31 de julio de 2025, un accidente en el complejo subterráneo provocó la muerte de seis trabajadores y la paralización de las operaciones por nueve días. Este episodio no solo dejó un saldo trágico en vidas humanas, sino que también impactó severamente la producción nacional de cobre, el motor económico de Chile.
Según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la producción de cobre en agosto registró una caída de 9,9%, la mayor desde mayo de 2023. La cifra se traduce en una producción de 423.643 toneladas, muy por debajo de lo esperado para uno de los principales productores mundiales. Codelco estimó pérdidas cercanas a 33.000 toneladas, equivalentes a unos 300 millones de dólares.
En medio de esta tormenta, el 11 de agosto la empresa estatal anunció el cese de funciones del gerente general de El Teniente, Andrés Music Garrido, quien había liderado la división por más de 15 años. La decisión, comunicada como un acuerdo mutuo, fue justificada por la necesidad de concentrar esfuerzos en la ejecución del Plan de Retorno Seguro y Gradual, un programa para reactivar las operaciones bajo estrictas condiciones de seguridad.
Desde una mirada política, las reacciones fueron diversas. Desde el oficialismo, algunos sectores reconocieron la complejidad de la situación y la necesidad de fortalecer los protocolos de seguridad en las faenas mineras, mientras que la oposición cuestionó la gestión de Codelco y exigió mayor transparencia en las investigaciones sobre las causas del accidente.
En el plano regional, la comunidad de Rancagua y alrededores mostró un sentimiento ambivalente: por un lado, el dolor por la pérdida de trabajadores; por otro, la preocupación por el impacto económico y laboral que la paralización prolongada podría acarrear. Las voces sindicales han sido críticas, demandando mejoras urgentes en las condiciones laborales y mayor participación en las decisiones de seguridad.
Desde la perspectiva empresarial y técnica, expertos consultados por diversos medios advierten que este accidente pone en evidencia la vulnerabilidad de infraestructuras mineras antiguas y la necesidad de acelerar la modernización tecnológica y la diversificación productiva para mitigar riesgos futuros.
La designación de Claudio Sougarret Larroquete como gerente general interino busca estabilizar la situación y avanzar hacia la normalización de las operaciones. Sin embargo, el desafío es mayúsculo: la producción proyectada para 2025 en El Teniente se redujo a 316.000 toneladas, lejos de los 356.000 toneladas de 2024.
En definitiva, esta crisis minera ha puesto en el centro del debate la seguridad laboral, la gestión estatal en recursos estratégicos y la sostenibilidad económica de la principal industria nacional. El accidente y sus consecuencias no solo son un golpe para Codelco y Chile, sino un llamado a repensar el modelo extractivo en un contexto global cada vez más exigente.
Las investigaciones en curso, que la empresa asegura que esclarecerán causas y aprendizajes, serán clave para determinar responsabilidades y evitar que tragedias como esta se repitan. Mientras tanto, el país observa con atención cómo se reconstruye El Teniente y se enfrenta a la dura realidad que dejó el derrumbe.