El 10 de agosto de 2025, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu presentó su plan para tomar el control total de la Franja de Gaza, una estrategia que busca poner fin rápidamente a una guerra que ya se extiende por más de 22 meses. Israel controla aproximadamente el 75% del territorio de Gaza, pero la ciudad de Gaza y los campos de refugiados centrales permanecen fuera de su dominio. La propuesta implica desplazar a Hamás y la Autoridad Palestina, estableciendo una administración civil que "busque vivir en paz con Israel", según sus palabras.
Este anuncio no solo reactiva el conflicto en la región, sino que ha desatado una crisis inédita en la relación entre el poder político y el militar israelí. El jefe del Estado Mayor, general Eyal Zamir, a quien Netanyahu designó en 2025, se opuso públicamente al plan, advirtiendo que una ocupación total de Gaza podría hundir a Israel en un "agujero negro" de insurgencia, responsabilidades humanitarias y riesgos para los rehenes israelíes. Esta disidencia ha generado tensiones que muchos expertos califican como la mayor fractura civil-militar desde la fundación del Estado de Israel.
Desde la perspectiva política, el primer ministro sostiene que derrotar a Hamás es la única vía para liberar a los rehenes y evitar futuros ataques. "Queremos liberar a la mayoría de los rehenes y derrotar a Hamás para ponerle fin decisivamente", afirmó en conferencia de prensa. Sin embargo, sectores dentro del gabinete de seguridad advierten que la ofensiva podría prolongar la guerra y aumentar el sufrimiento de la población palestina.
En el plano militar, la oposición de Zamir y algunos altos mandos refleja un desgaste profundo tras meses de conflicto. Desde 2023, el liderazgo militar ha sufrido varias renuncias de figuras clave, debilitando la cohesión interna. La orden de Netanyahu para preparar la invasión de la ciudad de Gaza fue recibida con escepticismo y preocupación dentro de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que enfrentan un ejército exhausto y una guerra compleja en un terreno urbano densamente poblado.
La sociedad israelí también está dividida. Familias de rehenes exigen un alto el fuego integral, respaldadas por más del 80% de la población según encuestas recientes, mientras que sectores nacionalistas y de extrema derecha presionan por una respuesta militar contundente. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, instó al jefe del Estado Mayor a cumplir las órdenes políticas, incluso si implican la ocupación total de Gaza.
Desde la región palestina y la comunidad internacional, la ofensiva ha sido recibida con alarma. Organismos humanitarios denuncian el riesgo de una crisis humanitaria que ya afecta a dos millones de personas en Gaza, con acceso limitado a alimentos, agua y atención médica. Aunque Israel ha habilitado corredores seguros para la ayuda, las condiciones en el terreno siguen siendo precarias y la prohibición para la entrada de periodistas extranjeros limita la transparencia.
Históricamente, la relación entre el gobierno israelí y sus fuerzas armadas ha sido compleja, pero rara vez se ha manifestado con tanta crudeza en público. El choque actual recuerda episodios pasados, como la resistencia militar a planes políticos durante la segunda intifada o las disputas sobre ataques a Irán.
Sin embargo, la prolongación del conflicto y la fractura entre civiles y militares plantean interrogantes sobre la capacidad del Estado israelí para mantener una estrategia unificada y sostenible. El profesor Yagil Levy, experto en relaciones cívico-militares, señaló: "Nunca antes los líderes políticos habían obligado al ejército a ejecutar una operación a la que se oponían rotundamente".
En conclusión, la ofensiva para controlar Gaza se ha convertido en un escenario donde convergen intereses políticos, riesgos militares y una profunda crisis humanitaria, mientras la sociedad israelí se debate entre la urgencia de la seguridad y el deseo de paz. La historia que se escribe en Gaza no solo definirá el futuro inmediato de la región, sino que también pondrá a prueba la fortaleza institucional y ética de Israel.
Fuentes: The Guardian, The New York Times, Financial Times, Haaretz, declaraciones oficiales de Benjamin Netanyahu, informes del Ministerio de Defensa de Israel, testimonios de familias de rehenes y organismos humanitarios internacionales.