
Un escenario electoral que se calienta lentamente, pero con fuerzas que ya delinean un coliseo político donde cada candidato juega su destino.
A mediados de agosto de 2025, la encuesta Plaza Pública Cadem reveló que José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, mantiene una ventaja con un 28% de intención de voto en primera vuelta. Jeannette Jara, candidata de la centroizquierda, cayó cinco puntos y quedó en un 26%, mientras que Evelyn Matthei, representante de Chile Vamos y Demócratas, recuperó posiciones alcanzando un 16%.
Este cuadro no solo refleja preferencias, sino también la dinámica de un electorado que se fragmenta y polariza. “La competencia se está concentrando en torno a tres fuerzas, pero con un electorado que no termina de consolidar su apoyo,” analizó el politólogo Rodrigo Pérez en entrevista con La Tercera.
Desde la derecha, Kast proyecta un discurso de orden y seguridad que sigue resonando entre sus bases, especialmente en regiones donde la percepción de inseguridad persiste. Sin embargo, su liderazgo no está exento de críticas desde sectores liberales y moderados que temen una deriva autoritaria.
Por su parte, Jara enfrenta la difícil tarea de remontar en un electorado de centroizquierda que, según encuestas y análisis, muestra cansancio y división. Su caída en intención de voto se vincula a la percepción de falta de propuestas claras y a la competencia con Matthei, quien ha capitalizado el espacio del centro político con un discurso más pragmático.
Matthei, exministra y figura con experiencia en gestión pública, ha logrado captar a un electorado desencantado con los extremos, posicionándose como la carta de un centro derecha moderado. “Matthei representa una opción que busca estabilizar el país desde una visión más conciliadora, pero con firmeza,” comenta la analista política Carmen Soto.
Las proyecciones para segunda vuelta muestran un panorama complejo. Kast vencería a Jara por 14 puntos, mientras que Matthei superaría al líder republicano por 9 puntos. En tanto, Franco Parisi y Johannes Kaiser, aunque con menor intención de voto, también son parte de estas simulaciones, mostrando una dispersión del electorado.
Estas cifras revelan no solo preferencias, sino también las tensiones internas dentro de los bloques políticos y la volatilidad del electorado.
En regiones, el apoyo a Kast es más fuerte en zonas rurales y del sur, donde la agenda de seguridad y orden público tiene mayor peso. En contraste, en la zona metropolitana y sectores urbanos, Matthei ha ganado terreno, especialmente entre sectores medios y profesionales.
Diversos sectores sociales han expresado preocupación por la polarización que este escenario puede generar. “La campaña debe evitar profundizar las divisiones y buscar un diálogo que permita avanzar en soluciones concretas,” señaló María González, dirigente vecinal de La Florida.
El contexto institucional también influye en esta carrera. La aprobación presidencial de Gabriel Boric ha mejorado ligeramente, pero las instituciones como el Congreso y los partidos políticos siguen con baja valoración. Esto añade un elemento de incertidumbre sobre la capacidad de gobernabilidad del próximo presidente o presidenta.
La carrera presidencial 2025 no es solo una contienda por votos, sino un reflejo de las tensiones políticas, sociales y regionales que atraviesan Chile. Kast lidera con un discurso firme, pero enfrenta el desafío de ampliar su base sin alienar sectores moderados. Jara debe recomponer su espacio en la centroizquierda, mientras Matthei capitaliza la búsqueda de estabilidad y pragmatismo.
La fragmentación del electorado y la volatilidad de las preferencias evidencian un país que aún no encuentra un rumbo claro, en un momento donde la confianza en las instituciones es baja y las expectativas de cambio se mezclan con temor a la polarización.
Este escenario invita a los ciudadanos a mirar más allá de las cifras inmediatas y comprender las fuerzas en juego con perspectiva, para no caer en simplificaciones que solo alimentan la división. La política chilena se juega en un terreno complejo, donde cada movimiento puede alterar el equilibrio de poder y definir el futuro próximo del país.