
Un juego de espejos y contrastes se despliega en la derecha chilena, donde dos figuras emergen con estrategias y visiones opuestas para la presidencial que se avecina. Evelyn Matthei, exalcaldesa y candidata de Chile Vamos, se posiciona como la opción capaz de aglutinar fuerzas diversas bajo un espíritu de unidad. En cambio, José Antonio Kast, líder de los republicanos, mantiene una apuesta por una visión única, que limita la capacidad de sumar mayorías, pero que ha logrado posicionarlo en la pole position según las encuestas recientes.
Desde agosto de 2025, el senador UDI Juan Antonio Coloma asumió un rol clave en el comando de Matthei, buscando insuflar energía y coordinación a una campaña que enfrentaba una caída sostenida en las encuestas. Coloma sostiene que, a diferencia de Kast, Matthei posee una vocación clara de mayorías, necesaria para gobernar en un país cada vez más polarizado.
El escenario electoral actual recuerda, según Coloma, al proceso plebiscitario de 2020, donde el fenómeno transversal del rechazo sorprendió a todos y cambió el rumbo de la política nacional. En ese contexto, Matthei se presenta como la candidata que mejor representa esa transversalidad del rechazo, capaz de tender puentes más allá de los límites tradicionales de la derecha.
Por su parte, Kast apuesta por ganar con una visión única y ha cerrado la puerta a pactos electorales amplios con Chile Vamos, optando por consolidar su base republicana. Esta estrategia, aunque legítima, ha profundizado la fragmentación en la derecha y ha generado tensiones que podrían afectar la gobernabilidad futura.
Desde la perspectiva de Coloma, la experiencia de Matthei y su capacidad para llegar a acuerdos se reflejan en ejemplos concretos como la ley Naín-Retamal, que buscó equilibrar la seguridad y los derechos, logrando consensos en un contexto difícil.
"Para ganar y gobernar bien hay que tener ideas, pero también un espíritu de aunar visiones y esa es la ventaja de Matthei sobre Kast", afirmó Coloma en entrevista con La Tercera.
Esta disputa no solo es un choque de estilos, sino que también representa un desafío para la estabilidad política del país. La fragmentación de la derecha y la falta de un pacto amplio podrían debilitar la oposición al continuismo del gobierno actual, que según los críticos enfrenta severos problemas en seguridad, economía y salud.
Desde el comando de Matthei se apuesta a que los próximos 100 días serán decisivos para revertir la tendencia y consolidar un mensaje que conecte con la esperanza y la capacidad de resolver problemas. Sin embargo, la tensión emocional y la polarización siguen marcando el ritmo de la campaña.
Mientras tanto, Kast continúa liderando las preferencias, pero sin la transversalidad que podría ser clave en una segunda vuelta. Su estrategia de mantener una posición firme y no buscar acuerdos amplios limita su capacidad de sumar fuerzas, según sus críticos.
En síntesis, esta elección presidencial se juega en un terreno de disonancias profundas dentro de la derecha chilena, donde la capacidad de sumar mayorías y construir acuerdos podría ser tan decisiva como las propuestas mismas.
Conclusiones verificadas:
- La derecha enfrenta una encrucijada entre la apuesta por la unidad y transversalidad (Matthei) y la defensa de una visión única (Kast).
- La fragmentación interna podría afectar la gobernabilidad futura y la capacidad de oposición al gobierno actual.
- La experiencia y vocación de acuerdos se presentan como factores diferenciadores clave para la candidatura de Matthei.
- La campaña aún está lejos de definirse, con la expectativa puesta en los próximos 100 días.
Este escenario invita a observar no solo a los candidatos, sino también a las dinámicas internas que moldean la política chilena y sus posibles consecuencias para el país en el mediano plazo.