Desarticulan múltiples bandas criminales en Chile: un mapa fragmentado de violencia y delito

Desarticulan múltiples bandas criminales en Chile: un mapa fragmentado de violencia y delito
Actualidad
Crimen y seguridad
2025-11-19
Fuentes
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- Fragmentación criminal: bandas operan desde el norte hasta el sur, con especialización diversa.

- Violencia y armas: enfrentamientos armados y uso de armas artesanales y sofisticadas.

- Respuesta estatal: operativos coordinados y judicialización, pero con desafíos persistentes.

En menos de tres meses, Chile ha sido escenario de una serie de desarticulaciones de bandas criminales que evidencian un complejo y fragmentado panorama delictual, donde la violencia y la especialización criminal se entrecruzan en un mosaico que va desde el microtráfico hasta el robo violento y la usura.

El 1 de noviembre de 2025, la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) de Quilpué logró desarticular una organización dedicada al tráfico ilícito de drogas tras un operativo simultáneo en cinco domicilios, incautando casi un kilo de cocaína base, ketamina, armas y municiones, además de elementos para dosificación y vestimenta policial falsificada. Esta banda, compuesta por siete personas, fue formalizada por asociación ilícita para el tráfico de drogas, reflejando la persistencia del narcotráfico en la zona central del país.

En paralelo, la Región del Maule y Biobío fueron escenario de la captura de una banda que robó en dos ocasiones un cultivo legal de cannabis sativa en Pelarco, sustrayendo cerca de 100 kilos de cosecha y volviendo armados con armas de fuego para un segundo robo. La investigación, que involucró a la Unidad de Análisis Criminal y Alta Complejidad (Unaac) y brigadas regionales de la PDI, culminó con la formalización de 12 imputados, nueve de ellos en prisión preventiva, por delitos que incluyen tráfico ilícito de estupefacientes y robo con violencia.

Más al sur, en Rancagua, la PDI desarticuló una de las mayores bandas dedicadas al robo de cables de cobre, con once detenidos y la incautación de 21 kilos de cable, armas y vehículos. Esta organización operaba desde la Región Metropolitana hasta Ñuble, cometiendo delitos durante un año, y su caída fue posible gracias a una investigación que combinó cámaras de seguridad y análisis de patentes.

En la Región Metropolitana, un fenómeno preocupante se manifestó con la desarticulación de una banda criminal vinculada a al menos 16 “turbazos” —robos violentos de vehículos—, integrada mayoritariamente por adolescentes entre 14 y 18 años, además de dos adultos. La operación "Contra Reloj" llevó a la detención de 12 personas tras allanamientos en 22 viviendas, enfrentando cargos que van desde encerronas hasta receptación. Las autoridades destacaron la sofisticación de los menores, que conocían bien sus objetivos y medios.

En el ámbito financiero criminal, la "Operación sin salida" permitió desbaratar una red de usureros que operaba desde Antofagasta a Chiloé, con 14 detenidos, entre ellos 10 colombianos, cinco en situación irregular en Chile. La banda se dedicaba a préstamos informales "gota a gota" y lavado de activos, con incautación de más de 60 millones de pesos en diversas monedas.

Finalmente, en Valparaíso, la PDI capturó a cinco integrantes de una banda dedicada al microtráfico, cuyo líder, conocido como "El Mono Jesús", resultó herido en un enfrentamiento armado con una banda rival, reflejando la violencia que acompaña a estas organizaciones.

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Voces y perspectivas:

Desde el oficialismo, el ministro de Seguridad, Luis Cordero, valoró los operativos, señalando que "estas acciones muestran el compromiso del Estado para enfrentar el crimen organizado y la violencia que afecta a las comunidades". Sin embargo, reconoció que "el desafío es amplio y requiere políticas integrales que aborden las causas de fondo".

Por otro lado, organizaciones sociales y expertos en seguridad ciudadana advierten que la fragmentación de las bandas y la participación creciente de jóvenes reflejan problemas estructurales como la desigualdad, la falta de oportunidades y la debilidad en la prevención.

La socióloga Paula Méndez, especialista en delincuencia juvenil, afirma: "No basta con desarticular bandas; es necesario un enfoque que integre educación, salud mental y reinserción social para evitar la reincidencia y la expansión de estas redes".

Desde las regiones, la percepción es ambivalente. En Valparaíso y Quilpué, la comunidad respira con alivio tras los golpes policiales, pero teme que la violencia y el tráfico vuelvan a resurgir. En el Maule y Biobío, la inseguridad rural y el robo de cultivos legales evidencian un fenómeno menos visible pero igualmente dañino para la economía local.

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Conclusiones:

Este conjunto de desarticulaciones revela un país enfrentado a un fenómeno criminal diversificado y territorialmente extendido, donde la violencia, la especialización delictual y la participación juvenil son elementos centrales. Las operaciones policiales y judiciales han logrado resultados concretos, pero la persistencia de estos grupos indica que la solución requiere una mirada integral y sostenida en el tiempo.

La coexistencia de bandas que van desde el microtráfico en el puerto de Valparaíso hasta el robo de cableado en Ñuble o la usura en el sur, plantea un desafío para las políticas públicas, que deben conjugar la acción represiva con estrategias preventivas y sociales.

En definitiva, la narrativa de la seguridad en Chile en 2025 es la de un escenario fragmentado, con múltiples actores y aristas, donde la tragedia de la violencia y la delincuencia golpea a distintos sectores y regiones, y donde la ciudadanía exige respuestas que vayan más allá de los titulares y las detenciones puntuales.