
Un choque que no fue solo un accidente, sino un espejo de la violencia y la impunidad que persisten en Quilicura.
La madrugada del 29 de octubre de 2025, dos motocicletas colisionaron en la Ruta 5 Norte, a la altura de la salida Lo Marcoleta, en Quilicura. El impacto fue brutal: un conductor de 26 años falleció tras arrastrarse varios metros y estrellarse contra una barrera de contención New Jersey. El otro involucrado, en un acto que ha generado conmoción y críticas, se dio a la fuga a pie, dejando su motocicleta abandonada en la calzada.
“Estamos realizando las diligencias para dar con su paradero”, afirmó el teniente Camilo Pavez, oficial de ronda de la Prefectura Santiago Norte de Carabineros, dejando en evidencia la dificultad de capturar a quienes huyen tras hechos violentos.
Este episodio no es un hecho aislado en Quilicura. En los últimos meses, la comuna ha sido escenario de una escalada en la criminalidad. Desde septiembre, tres delincuentes fueron detenidos tras una persecución que incluyó intentos de atropello a Carabineros, y semanas antes, cuatro personas fueron arrestadas tras un violento robo con heridos durante la persecución policial.
Más grave aún, en agosto, Quilicura fue epicentro de un secuestro extorsivo que conmocionó a la opinión pública: un empresario fue capturado por una banda que exigió un rescate millonario. Hasta ahora, 11 personas han sido detenidas en relación a este delito.
Desde distintos sectores, la opinión pública se encuentra dividida. Algunos vecinos expresan su frustración y temor ante la sensación de inseguridad creciente, mientras que autoridades locales reconocen los desafíos para controlar la violencia y mejorar la respuesta policial.
Para la comunidad, el atropello a la ley y la ausencia de consecuencias inmediatas para quienes huyen tras hechos graves alimentan una sensación de impunidad. “Es como si la justicia fuera un juego de persecuciones sin final”, comenta una vecina, que prefiere mantener su anonimato.
Por su parte, expertos en seguridad pública advierten que estos episodios reflejan problemas estructurales: falta de recursos policiales, insuficiente prevención social y un sistema judicial que no siempre logra sancionar con celeridad.
La Fiscalía Metropolitana Centro Norte encargó a la SIAT de Carabineros realizar pericias para esclarecer la dinámica del accidente fatal. Sin embargo, la fuga del segundo conductor plantea un desafío para la investigación y para la percepción ciudadana sobre el control del orden público.
Verdades que emergen y consecuencias que pesan: Quilicura no solo enfrenta una crisis de seguridad sino también una fractura social que se manifiesta en la violencia cotidiana. La muerte del joven motociclista es más que un trágico accidente; es un síntoma de un sistema que lucha por contener la violencia y garantizar justicia.
La pregunta que queda flotando es si las fuerzas del orden y la justicia lograrán, esta vez, cerrar el círculo y dar respuestas claras a una comunidad que clama por seguridad y por el fin de la impunidad.
En este escenario, la ciudadanía, las autoridades y las fuerzas policiales están en un desafío constante, donde cada episodio es una batalla en un coliseo donde la tragedia no es solo de las víctimas, sino de toda la sociedad que observa y espera, con la esperanza de que el próximo acto sea distinto.