
Ciudad de Gaza, 2025: Tras más de dos años de guerra y bloqueos, el plan israelí para tomar el control total de Ciudad de Gaza ha desatado una crisis humanitaria y social que se ha ido profundizando en las últimas semanas. La población, exhausta y fragmentada, enfrenta un dilema que trasciende la mera supervivencia: ¿huir para salvar la vida o resistir en sus hogares a pesar del riesgo?
Desde el inicio del conflicto en 2023, Ciudad de Gaza ha sido escenario de múltiples evacuaciones masivas. En octubre de ese año, el ejército israelí ordenó la salida hacia el sur de cientos de miles de personas, obligadas a abandonar hogares ya devastados por los bombardeos. Un cese al fuego en enero de 2025 permitió un retorno parcial, pero la realidad no cambió: muchas viviendas permanecían en ruinas y los servicios básicos, colapsados.
Ahora, con el nuevo plan de Benjamin Netanyahu para tomar el control directo de la ciudad, la incertidumbre y el miedo vuelven a apoderarse de sus habitantes. "No volveremos a vivir otro desplazamiento. Nos fuimos durante un año entero y soportamos la peor humillación. No repetiremos ese error", declara Sabrine Mahmoud, una mujer que representa a un sector que ha decidido resistir a toda costa.
La población de Gaza no habla con una sola voz. Por un lado, están quienes no ven otra salida que la huida, pese a las condiciones precarias del sur y la amenaza constante de nuevos ataques. Por otro, quienes, como Sabrine, optan por quedarse, impulsados por el cansancio, la falta de opciones o un sentido de dignidad que no están dispuestos a perder.
"¿A dónde nos vamos? ¿Nos lanzamos al mar? El sur no es seguro, el norte no es seguro, Ciudad de Gaza tampoco", expresa Maghzouza Saada, una anciana que encarna la desesperación que cala en toda la población.
En medio de esta fractura, la figura de Hamás también es objeto de críticas internas. Muchos gazatíes acusan a los líderes del movimiento de sacrificar a la población en una batalla perdida, mientras que otros lamentan la incapacidad de Israel para garantizar condiciones mínimas de seguridad y vida digna.
Desde Tel Aviv, el gobierno sostiene que el control de Ciudad de Gaza es necesario para neutralizar las capacidades militares de Hamás y asegurar la liberación de rehenes israelíes. Israel afirma controlar ya el 75% de la Franja y busca consolidar su presencia en la ciudad más poblada del enclave.
Sin embargo, organismos internacionales, incluida la ONU, denuncian que más del 86% del territorio está militarizado o bajo órdenes de evacuación, lo que agrava la crisis humanitaria y dificulta el acceso de ayuda. La imposibilidad de que medios internacionales ingresen libremente a Gaza ha limitado la transparencia y la verificación independiente de los hechos.
La tragedia de Ciudad de Gaza no es solo un conflicto territorial o militar; es una crisis humana que evidencia la fragilidad de la población civil atrapada en medio de intereses políticos y estratégicos. La división interna entre quienes optan por resistir y quienes prefieren huir refleja el agotamiento y la desesperación de una comunidad que ha sufrido desplazamientos reiterados y pérdidas irreparables.
El control israelí, lejos de significar un fin al conflicto, ha profundizado las fracturas sociales y el sufrimiento, mientras que la comunidad internacional sigue enfrentando el desafío de proteger los derechos humanos en un escenario donde la guerra y la política se entrelazan con la supervivencia cotidiana.
En definitiva, el drama de Ciudad de Gaza plantea preguntas que trascienden la geopolítica: ¿qué significa vivir con dignidad bajo ocupación y guerra? ¿Hasta dónde puede resistir una población sin perder su esencia? Y, quizás lo más inquietante, ¿qué futuro les espera a quienes hoy se debaten entre la huida y la permanencia?
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Fuentes: BBC News Mundo (2025), Naciones Unidas, reportes de ONG humanitarias en Gaza.