Chile frente a la inminencia sísmica: ¿Estamos realmente preparados?: Un examen crítico tras el temblor de agosto

Chile frente a la inminencia sísmica: ¿Estamos realmente preparados?: Un examen crítico tras el temblor de agosto
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-20
Fuentes
www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com

- Sismos recurrentes en un país sísmico que no cesa.

- Debate público sobre la preparación y respuesta estatal.

- Tensiones sociales entre expertos, autoridades y ciudadanía sobre riesgos y prevención.

El 7 de agosto de 2025, un temblor de magnitud 3.2 sacudió la zona cercana a Los Vilos, recordándonos una vez más que Chile vive bajo la sombra constante de la actividad tectónica. Este sismo, aunque moderado, fue registrado a 26 km al noroeste de Los Vilos y a 30 km de profundidad, una coordenada que no es casualidad sino síntoma de la persistente tensión entre las placas de Nazca y Sudamericana que se desplazan bajo el territorio nacional.

Sin embargo, el temblor no fue solo un evento aislado sino la chispa que reavivó un debate largamente postergado: ¿está Chile realmente preparado para enfrentar un terremoto de gran magnitud como el del 27 de febrero de 2010? Las recomendaciones del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) vuelven a la palestra, pero la pregunta es si la sociedad y el Estado las han incorporado en la práctica.

Desde la perspectiva gubernamental, las autoridades han reiterado que el país cuenta con protocolos actualizados y sistemas de alerta temprana que se han fortalecido tras la tragedia de hace 15 años. “Hemos avanzado en infraestructura resiliente y en la educación ciudadana para la prevención”, afirmó un vocero del Ministerio del Interior. No obstante, esta visión choca con voces críticas que señalan que la brecha entre la normativa y la realidad es amplia.

Expertos en sismología y gestión de riesgos advierten que la preparación es desigual y que existen áreas particularmente vulnerables, tanto por condiciones geográficas como sociales. “Hay zonas donde la urbanización informal y la falta de recursos limitan la capacidad de respuesta efectiva”, comenta una investigadora del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile. Esta mirada se complementa con el testimonio de comunidades locales que han vivido en carne propia la insuficiencia de las medidas estatales, especialmente en regiones periféricas.

El debate político también se ha polarizado. Sectores de oposición critican la falta de inversión sostenida y denuncian que la prevención se ha convertido en un tema de campaña electoral más que en una política pública de largo plazo. Por otro lado, el oficialismo defiende los esfuerzos realizados, pero reconoce que el desafío es permanente y requiere compromiso transversal.

Chile se encuentra en un punto crucial: la frecuencia y magnitud de los sismos no disminuyen, y el riesgo de un gran terremoto sigue latente. En este escenario, la tensión entre la evidencia científica, las capacidades institucionales y las expectativas ciudadanas se despliega como un drama donde todos los actores están en el coliseo, enfrentándose con sus argumentos y responsabilidades.

La verdad que emerge con claridad es que la preparación no es un estado estático sino un proceso dinámico que debe integrar aprendizajes, recursos y participación social. La tragedia del pasado no debe ser un recuerdo lejano sino un llamado constante a la acción consciente y coordinada.

En conclusión, el temblor de agosto no fue solo un movimiento de la tierra, sino un sacudón a la conciencia nacional. Chile debe mirar a su futuro sísmico con realismo y urgencia, entendiendo que la seguridad no solo se construye con alertas y protocolos, sino con justicia social, inversión continua y un diálogo abierto que incluya todas las voces del territorio.