
Un minuto de silencio que marcó el tono abrió el debate convocado en agosto por la Universidad Católica, recordando a los seis mineros fallecidos en El Teniente. Ese gesto, cargado de solemnidad, anticipó la intensidad y la gravedad que tendría la discusión sobre el futuro de la minería en Chile, eje fundamental para la economía nacional.
El 6 de agosto de 2025, cinco candidatos presidenciales - Jeannette Jara (PC), José Antonio Kast (Republicano), Evelyn Matthei (UDI), Franco Parisi (PDG) y Johannes Kaiser (Libertario) - se enfrentaron en un conversatorio que puso en evidencia no solo sus diferencias programáticas, sino también la complejidad del sector minero.
Franco Parisi, con un discurso que apeló a la protección de los trabajadores, cuestionó el pago del bono por término de conflicto laboral, proponiendo eliminarlo para favorecer la inversión. 'Nosotros tenemos que entender que ellos son el futuro, porque están cimentando el financiamiento hoy día para más adelante', afirmó, marcando un enfoque pragmático pero polémico.
En contraste, Evelyn Matthei planteó metas ambiciosas: 'Queremos llegar a un millón de toneladas de carbonato de litio para 2035 y siete millones de toneladas de cobre para 2030'. Su llamado a la colaboración público-privada y académica refleja la visión tradicional de crecimiento con planificación, aunque no escapó a críticas por la falta de concreción en la implementación.
José Antonio Kast denunció un estancamiento de dos décadas, culpando al clima adverso para negocios y la incertidumbre regulatoria. 'La demanda global crece y nosotros dejamos de lado esa posibilidad', señaló, subrayando la tensión entre la necesidad de inversión y las barreras políticas y sociales.
Johannes Kaiser fue el más explícito en su defensa de la desregulación, responsabilizando al indigenismo y ambientalismo extremo de frenar el desarrollo económico. 'Tenemos que despolitizar el sistema, eliminar obstáculos para generar la riqueza que Chile necesita', dijo, posicionándose en el extremo libertario.
Por último, Jeannette Jara defendió la reciente ley de permisos, pero insistió en la necesidad de equilibrio: 'El medio ambiente se debe respetar, el trabajo con la comunidad es fundamental y el aporte de la minería debe honrar el desarrollo regional'. Su discurso apuesta por una minería socialmente responsable, aunque reconoce que quedan desafíos pendientes.
Este enfrentamiento no solo refleja posturas políticas, sino también la tensión entre desarrollo económico, justicia social y sostenibilidad ambiental que Chile arrastra desde hace años. La minería, principal motor de exportaciones, está en una encrucijada: debe responder a demandas globales crecientes de litio y cobre, esenciales para la transición energética, pero también a una ciudadanía cada vez más exigente en materia ambiental y derechos indígenas.
La discusión evidenció que la falta de inversión y la incertidumbre regulatoria son problemas estructurales, que no se resolverán con discursos simplistas ni con desregulación absoluta. La complejidad del sector exige políticas integrales que consideren la voz de las comunidades, la protección ambiental y la competitividad económica.
Lo que queda claro tras este debate madurado es que la minería chilena está en el centro de un coliseo donde convergen intereses encontrados: la urgencia de crecimiento económico, la justicia social y la sustentabilidad ambiental. Ninguna candidatura ofreció una solución definitiva, pero sí puso en evidencia que el futuro minero será un campo de batalla político y social decisivo para los próximos años.
Chile debe encontrar un camino que reconcilie esas tensiones, porque la minería no solo es riqueza, sino también un espejo de sus desafíos más profundos como país.
2025-11-09