
En agosto de 2025, el expresidente Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 100% a la importación de chips y semiconductores con la intención declarada de forzar a las empresas a trasladar su producción a suelo estadounidense. Esta medida, que en su momento fue recibida con una mezcla de sorpresa y alarma, hoy, tras tres meses de evolución, revela un entramado complejo de consecuencias económicas, geopolíticas y sociales que aún están lejos de resolverse.
Desde la perspectiva del gobierno estadounidense, la medida buscaba "revitalizar la manufactura nacional y proteger la seguridad tecnológica del país", como declaró la administración en su momento. La presión fue inmediata: grandes compañías tecnológicas, entre ellas Apple, respondieron con compromisos de inversión millonarios, anunciando más de US$100.000 millones destinados a ampliar su producción local.
Sin embargo, esta estrategia no ha estado exenta de críticas. Expertos en comercio internacional advierten que "la fragmentación de las cadenas de suministro podría encarecer los productos y retrasar innovaciones", afectando no solo a EE.UU., sino a mercados globales, incluido Chile, que depende de la importación de tecnología para sectores desde la minería hasta la educación.
Desde el sector empresarial estadounidense, la medida ha generado una división palpable. Mientras algunas compañías aplauden la oportunidad de fortalecer la manufactura local, otras enfrentan dificultades logísticas y costos crecientes. En Chile, la industria tecnológica y los analistas económicos observan con cautela, señalando que "la escalada arancelaria podría impactar en los precios y disponibilidad de componentes clave".
En el plano político, la medida ha sido interpretada como un movimiento estratégico dentro de la rivalidad tecnológica global, particularmente frente a China. Algunos sectores latinoamericanos ven en esta dinámica una oportunidad para atraer inversiones, mientras que otros temen quedar atrapados en un juego de poder que no consideran favorable.
A tres meses de la implementación, los datos comienzan a mostrar que:
- La producción estadounidense de semiconductores ha crecido, pero aún enfrenta cuellos de botella y costos elevados.
- Las empresas internacionales ajustan sus estrategias, buscando diversificar plantas y evitar sanciones.
- Los consumidores finales experimentan aumentos en precios de dispositivos electrónicos y retrasos en lanzamientos.
Este episodio pone en evidencia la fragilidad y la interdependencia de la economía globalizada, donde las decisiones unilaterales pueden desencadenar efectos en cadena. La tensión entre soberanía tecnológica y globalización económica sigue siendo un desafío abierto, que requiere diálogo multilateral y estrategias equilibradas.
En definitiva, la imposición de aranceles no solo ha sido un acto de política comercial, sino un choque de intereses y visiones sobre el futuro de la industria tecnológica mundial. Para Chile y otros países, el desafío será adaptarse a este nuevo escenario sin perder competitividad ni autonomía.
- La Tercera, "Trump anuncia aranceles del 100% a la importación de chips y semiconductores", 2025-08-06.
- Análisis de la Cámara de Comercio de Santiago, Informe de septiembre 2025.
- Declaraciones de expertos en comercio internacional y tecnología, entrevistas realizadas en octubre y noviembre 2025.
2025-11-12
2025-11-12