La fractura en la DC por el apoyo a Jeannette Jara: ¿un quiebre ideológico o un cálculo electoral?

La fractura en la DC por el apoyo a Jeannette Jara: ¿un quiebre ideológico o un cálculo electoral?
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Partidos políticos
2025-11-20
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División interna en la DC, acusaciones de traición a principios fundacionales y repercusiones en la coalición de gobierno.

En los meses que siguieron a la polémica decisión de la Democracia Cristiana (DC) de respaldar la candidatura de Jeannette Jara, el partido se ha visto sumergido en una disputa que trasciende la mera táctica electoral. El 6 de agosto de 2025, Eduardo Frei, expresidente y figura emblemática de la Falange, lanzó una crítica dura y pública contra la dirección de su partido, acusándola de haber "traicionado los principios que lo formaron y renunciado al espíritu del humanismo cristiano, solo con fines electorales".

Este episodio no solo refleja un choque generacional y de visiones dentro de la DC, sino que también pone en evidencia las tensiones latentes en la coalición de gobierno que ha buscado navegar entre aspiraciones progresistas y la tradición cristianodemócrata.

Desde la perspectiva de los sectores más conservadores de la DC, el apoyo a Jara —candidata con un perfil claramente de izquierda— representa una ruptura con los valores históricos del partido. "No podemos abandonar nuestra identidad solo para sumar votos", afirmó un dirigente cercano a Frei en una entrevista con La Tercera.

En contraste, las voces más renovadoras y pragmáticas dentro de la DC defienden la decisión como un paso necesario para mantener la relevancia política en un escenario marcado por la polarización y la emergencia de nuevas fuerzas políticas. "El país cambió y nosotros también debemos hacerlo. Apoyar a Jeannette Jara es un reconocimiento a esa realidad y una apuesta por la unidad del bloque progresista", señaló una diputada que ha respaldado públicamente a Jara.

El impacto regional también ha sido notable. En regiones tradicionalmente dominadas por la DC, el apoyo a Jara ha generado desconcierto entre la militancia y la base electoral, algunos de los cuales han expresado su rechazo en asambleas y redes sociales. Sin embargo, en sectores urbanos y jóvenes, la jugada ha sido vista como un intento valiente de renovación.

Este enfrentamiento interno, lejos de ser un episodio aislado, refleja una crisis más profunda sobre la identidad y el rumbo de la DC en el Chile post-estallido social y tras la nueva Constitución. La tensión entre mantener un legado histórico y adaptarse a las demandas de una ciudadanía más diversa y exigente se ha instalado como un desafío estructural.

Tras meses de debates, la dirección de la DC ha intentado bajar el perfil del conflicto, pero la fractura persiste y se ha trasladado a la opinión pública y a las alianzas dentro de la coalición. La disputa también ha abierto un espacio para que otras fuerzas políticas capitalicen el descontento o el entusiasmo generado.

La verdad que emerge tras esta disputa es que la DC enfrenta un dilema existencial: preservar su esencia humanista cristiana o reinventarse para no quedar relegada en el mapa político chileno. Las consecuencias de esta decisión se verán reflejadas en las próximas elecciones y en la capacidad del bloque oficialista para mantenerse unido ante los desafíos que Chile enfrenta.

En definitiva, el choque entre Frei y la dirigencia actual no es solo un episodio de discordia interna, sino un reflejo de la tensión entre tradición y cambio que atraviesa a gran parte del espectro político chileno en estos tiempos convulsos.