La Araucanía sigue atrapada en la pobreza multidimensional: un conflicto político con raíces históricas y sociales

La Araucanía sigue atrapada en la pobreza multidimensional: un conflicto político con raíces históricas y sociales
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-20
Fuentes
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- Pobreza multidimensional persistente en la región más postergada de Chile.

- Violencia en descenso, pero el conflicto político y social permanece latente.

- Deuda histórica y fragmentación social entre pueblos originarios y colonos europeos.

La Araucanía, la región más pobre de Chile, sigue enfrentando un desafío que trasciende las cifras económicas y se enraíza en un conflicto político y social de larga data. Desde hace años, la región muestra índices alarmantes de pobreza multidimensional, que no solo reflejan ingresos insuficientes, sino también carencias en educación, salud, vivienda y acceso a servicios básicos. Esta realidad fue destacada el pasado agosto por el senador DC Francisco Huenchumilla, quien representa a la zona en la Cámara Alta y ha seguido de cerca la evolución del conflicto local.

Huenchumilla señala que, aunque la violencia ha disminuido probablemente por la presencia militar en la zona, “el conflicto no se ha resuelto y sigue latente, porque el conflicto es político”. En sus palabras, la raíz del problema es una “deuda histórica del Estado” con los pueblos originarios, cuya tierra fue arrebatada durante la colonización y que hoy conviven con comunidades de colonos europeos, generando una sociedad profundamente fragmentada.

Diversas perspectivas se enfrentan en este escenario. Desde el mundo político, algunos sectores insisten en que la seguridad y el orden público deben ser la prioridad para permitir el desarrollo económico y social. Otros, en cambio, enfatizan la necesidad de abordar las causas estructurales, como la restitución territorial, el reconocimiento cultural y la inversión social focalizada.

En el ámbito regional, líderes mapuche y organizaciones sociales denuncian que las políticas públicas implementadas hasta ahora han sido insuficientes o mal orientadas, y que la militarización ha generado más resentimiento que soluciones. Por otro lado, sectores empresariales y agrícolas reclaman por la inseguridad y la incertidumbre jurídica que afectan sus actividades y empleo.

Este choque de visiones refleja una disonancia cognitiva que dificulta la construcción de consensos duraderos. La pobreza multidimensional no solo es un dato estadístico, sino la expresión palpable de una exclusión histórica que atraviesa las dimensiones económica, social y cultural.

Desde una mirada histórica, el conflicto en La Araucanía es la consecuencia de procesos de colonización, despojo y marginación que han dejado heridas abiertas. La persistencia de estas tensiones pone en evidencia que las soluciones requieren un enfoque integral, que combine justicia territorial, desarrollo económico sostenible y respeto a los derechos humanos.

La verdad ineludible es que, a pesar de los avances en seguridad, la región no ha logrado superar su condición estructural de pobreza ni cerrar la brecha social que la fragmenta. El desafío para el Estado y la sociedad chilena es cómo transformar este escenario en una oportunidad para construir una convivencia basada en el reconocimiento mutuo y la justicia social.

El futuro de La Araucanía dependerá de la voluntad política para enfrentar esta complejidad con profundidad y pluralidad de enfoques, dejando atrás soluciones parciales y temporales que solo postergan la tragedia social que hoy sigue desarrollándose frente a todos.