
Desde su creación en 1967 bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, la Unidad de Fomento (UF) se ha consolidado como un mecanismo clave para proteger el valor del ahorro y regular contratos en Chile. Nació para corregir un déficit histórico de ahorro, ajustándose a la inflación y asegurando que el poder adquisitivo no se diluyera en el tiempo. Hoy, tras casi seis décadas, la discusión sobre su continuidad ha escalado a un nivel de debate nacional que enfrenta a sectores políticos, económicos y sociales.
La UF fue diseñada para ser un refugio frente a la inflación, un mecanismo que permitió que el ahorro en moneda nacional mantuviera su valor real. Su éxito radica en que, salvo excepciones puntuales entre 1976 y 1978, su cálculo ha sido respetado por todos los gobiernos y actores económicos. Además, su uso se expandió más allá del ahorro, incorporándose en contratos laborales, créditos hipotecarios y transacciones comerciales, adquiriendo características similares al dinero.
Por un lado, sectores conservadores y parte del empresariado defienden la UF como una garantía de estabilidad y un pilar para la inversión a largo plazo. "Eliminar la UF de un día para otro sería un riesgo para el ahorro y el mercado hipotecario, con consecuencias sociales profundas", advierte un economista de la Universidad de Chile.
En contraste, voces críticas, incluyendo algunos académicos y movimientos políticos de izquierda, argumentan que la UF perpetúa una anomalía económica ligada a la histórica inflación chilena y que su mantenimiento limita la modernización financiera y la inclusión social. "La UF es un vestigio que refleja un Chile inflacionario que ya no existe; su eliminación es necesaria para avanzar hacia una economía más transparente y equitativa", señala una representante del Frente Amplio.
La discusión no es solo técnica. En regiones donde el acceso a la vivienda ya es precario, la eliminación de la UF podría agravar la situación. Los créditos hipotecarios indexados a la UF permiten plazos largos y tasas relativamente estables, facilitando el acceso a la propiedad. Sin embargo, si desaparece, las tasas podrían subir o los plazos acortarse, encareciendo la vivienda para las generaciones jóvenes.
Por otro lado, la desindexación progresiva impulsada por el Banco Central desde mediados de los 2000 ha buscado reducir la dependencia de la UF, pero el proceso ha sido lento y complejo, dada la arraigada institucionalidad y la aceptación social que tiene esta unidad.
El futuro de la UF no solo depende de una decisión política, sino de un delicado equilibrio entre estabilidad financiera y reformas estructurales. La experiencia muestra que un cambio abrupto podría desatar un efecto dominó en el mercado de crédito y ahorro, mientras que prolongar su uso sin modificaciones podría perpetuar desigualdades y rigideces.
Como concluye el análisis de expertos consultados, "la clave está en un pilotaje técnico y gradual, liderado por el Banco Central, para evitar un terremoto social y económico". La historia de la UF es, en definitiva, un espejo de las tensiones entre pasado y futuro, entre tradición y transformación, que atraviesan la economía chilena.
- La UF sigue siendo un instrumento crucial para el ahorro y la estabilidad financiera en Chile.
- Su eliminación plantea riesgos significativos para el acceso a la vivienda y la estructura del mercado crediticio.
- La discusión refleja profundas diferencias ideológicas y sociales sobre el modelo económico chileno.
- Cualquier cambio debe ser cuidadosamente pilotado para evitar impactos sociales negativos.
Este debate no solo es técnico, sino un reflejo del Chile que queremos construir: ¿un país anclado en sus certezas o dispuesto a afrontar la complejidad del cambio?
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Fuentes:
- La Tercera, "Uf, quieren eliminar la UF", 4 de agosto de 2025.
- Entrevistas con economistas y representantes políticas nacionales, noviembre 2025.
2025-11-04