La desintegración de la derecha tradicional: el fin de Chile Vamos y la desaparición de 13 partidos políticos

La desintegración de la derecha tradicional: el fin de Chile Vamos y la desaparición de 13 partidos políticos
Actualidad
Política
2025-11-20
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- Colapso electoral que arrastra a la derecha tradicional y fragmenta aún más el mapa político chileno.

- Desaparición histórica de partidos centenarios y emergentes, con consecuencias estructurales.

- Debates y tensiones internas que revelan la crisis profunda de identidad y representación en la derecha chilena.

El reciente ciclo electoral chileno ha dejado un paisaje político trastocado y en plena metamorfosis. La debacle sufrida por Chile Vamos en las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre de 2025 no sólo significó una derrota electoral, sino la apertura de una crisis terminal para la coalición que durante más de una década representó a la derecha tradicional en el país. La candidatura de Evelyn Matthei, otrora favorita, se desplomó hasta un quinto lugar, mientras que la bancada parlamentaria de Chile Vamos sufrió un retroceso significativo, con un golpe mortal para Evópoli, partido que quedó formalmente disuelto por no alcanzar el umbral legal mínimo de parlamentarios electos.

Simultáneamente, 13 partidos políticos quedaron al borde de la desaparición tras no alcanzar el 5% de los votos o el mínimo de cuatro legisladores, según la ley electoral vigente. Entre ellos, el emblemático Partido Radical, con 167 años de historia, que ha sido protagonista en la política chilena desde la primera mitad del siglo XX, y que ahora enfrenta una crisis institucional profunda. Otros partidos que se suman a esta lista incluyen a Demócratas, Amarillos, Humanista, Social Cristiano, y el mismo Evópoli.

Este fenómeno no es sólo un dato estadístico, sino un indicio claro de la creciente fragmentación y volatilidad del sistema político chileno. Leonardo Cubillos, presidente del Partido Radical, reconoció que la crisis del partido "viene de décadas" y que la disolución será "difícil". Por su parte, desde Evópoli se anunció un proceso de reflexión y búsqueda de vías legales para revertir la disolución, argumentando que la ley debería considerar a los parlamentarios en ejercicio para mantener la personalidad jurídica.

La derecha tradicional, representada por Chile Vamos, está en el epicentro de esta tormenta. Dirigentes como Cristián Monckeberg y Sebastián Sichel no dudan en declarar que el ciclo de Chile Vamos se ha agotado. Monckeberg sostuvo que "el fracaso es total" y propuso que Renovación Nacional asuma un rol independiente, sin coalición, para reconstruir desde cero. Este diagnóstico es compartido por voces dentro del bloque, aunque algunos diputados llaman a la prudencia y a esperar el desenlace de la segunda vuelta presidencial para definir el futuro.

En contraste, el Partido Republicano, que hoy lidera la derecha más conservadora, se distancia de la idea de una fusión con Chile Vamos, concentrándose en ganar la segunda vuelta y consolidar un nuevo liderazgo político.

Esta crisis se inscribe en un contexto más amplio de reformas y discusiones sobre la institucionalidad electoral chilena. La introducción del voto obligatorio en 2022 ha elevado la participación, endureciendo los requisitos para la supervivencia de los partidos políticos y empujando a una depuración del sistema. Marcela Ríos, directora para América Latina del IDEA Internacional, señala que "la disolución de estos partidos muestra la necesidad de revisar el umbral mínimo a la luz de las nuevas condiciones electorales".

Sin embargo, el sociólogo Alfredo Joignant advierte que la desaparición de partidos es apenas un episodio en la dinámica de fragmentación: "Las divisiones internas dentro de los partidos seguirán siendo la principal fuente de dispersión política, porque cada diputado representa un mundo propio".

Desde una mirada regional y social, esta crisis afecta también la representación territorial y la diversidad política, ya que varios de los partidos en riesgo o disueltos tenían presencia significativa en regiones y sectores sociales específicos, desde la centroizquierda hasta la derecha moderada.

En suma, el escenario político chileno se encuentra ante un quiebre profundo, donde la derecha tradicional pierde su espacio histórico y los partidos políticos enfrentan una selección natural impuesta por nuevas reglas y dinámicas electorales. Las consecuencias inmediatas incluyen la reconfiguración de alianzas, la posible concentración de fuerzas políticas y un desafío para la gobernabilidad y la representación democrática.

El desenlace de la segunda vuelta presidencial, que enfrentará al ultraconservador José Antonio Kast y a la candidata de izquierda Jeannette Jara, será un momento decisivo que marcará la dirección que tomará esta derecha en crisis y el sistema político chileno en su conjunto.

Este proceso invita a una reflexión profunda sobre la naturaleza de la política chilena, la relación entre partidos y ciudadanía, y la capacidad del sistema para adaptarse a las demandas de un electorado cada vez más exigente y diverso.