La Democracia Cristiana se suma al comando de Jeannette Jara: tensiones internas y desafíos de unidad

La Democracia Cristiana se suma al comando de Jeannette Jara: tensiones internas y desafíos de unidad
Actualidad
Política
2025-11-20
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- Incorporación tardía y dividida de la DC al comando presidencial de Jara.

- Choques ideológicos internos sobre temas sensibles como aborto.

- Reconfiguración del liderazgo y alianzas en la izquierda oficialista.

Un juego político que se cocinó a fuego lento: el pasado 26 de julio, la Democracia Cristiana (DC) decidió, tras una votación dividida, sumarse a la campaña presidencial de Jeannette Jara, exministra del Trabajo y candidata del oficialismo. Sin embargo, la incorporación formal al comando se produjo recién en agosto, y no sin dejar heridas visibles, como la renuncia del entonces timonel falangista Alberto Undurraga. Desde entonces, la relación entre la candidata y la DC ha sido un tablero de ajedrez donde convergen expectativas, recelos y negociaciones que aún no terminan de cerrarse.

La DC en el ojo del huracán: ¿aliada o lastre?

El encuentro clave entre Jeannette Jara y la directiva democratacristiana, encabezada por el senador Francisco Huenchumilla, marcó un antes y un después en la campaña. El 4 de agosto, se formalizó la incorporación de la DC al comando, con la integración de figuras como Huenchumilla y el diputado Eric Aedo, quien se convirtió en vocero, aunque su rol aún se encuentra en revisión. La apuesta de Jara es clara: sumar fuerzas para asegurar hasta 22 cupos parlamentarios para la Falange, una cifra que refleja la importancia estratégica de la colectividad en la coalición.

Pero esta alianza no está exenta de tensiones. Sectores más a la izquierda dentro del oficialismo observan con preocupación la influencia democratacristiana, especialmente en temas como la despenalización del aborto, que ha sido un punto de fricción. Alejandra Krauss, secretaria nacional de la DC, defendió la incorporación señalando que "en juego están los cupos parlamentarios para la DC", evidenciando que la maniobra política también tiene un fuerte componente de supervivencia partidaria.

Voces en disputa: entre la integración y la desconfianza

Desde la perspectiva de la DC, la incorporación al comando de Jara es un paso necesario para no quedar relegados en la nueva configuración política que se avecina. Sin embargo, figuras como el diputado Alberto Undurraga, que renunció a la presidencia del partido tras la decisión, simbolizan el descontento y las divisiones internas que persisten.

Por otro lado, Carolina Tohá, exministra y excontendora en la primaria, ha optado por mantenerse al margen de la primera línea, aunque la coordinadora territorial del comando, Nicole Cardoch, confirmó un interés en su incorporación futura, aunque sin certezas. Por su parte, Giorgio Jackson Winter, otro exprecandidato, aún espera la confirmación de su repostulación para definir su rol dentro del equipo, generando incertidumbre sobre su influencia.

El tablero estratégico: roles y liderazgos en disputa

El comando de Jara se ha estructurado en tres grandes áreas: el comité estratégico, liderado por el sociólogo Darío Quiroga; el programático, encabezado por Camila Miranda; y el territorial, bajo la dirección de Nicole Cardoch. La DC ha logrado posicionar a varios de sus cuadros en estos espacios, como Alejandra Krauss en el comité estratégico y Ana María Correa en el equipo de economistas, junto a Luis Eduardo Escobar.

Esta integración ha generado un choque de estilos y prioridades, donde la experiencia democratacristiana se enfrenta a las demandas más radicales de sectores comunistas y socialistas dentro del oficialismo. La tensión no es solo ideológica, sino también estratégica, pues cada actor busca asegurar su espacio en un comando que aspira a ganar una elección presidencial clave para el futuro político del país.

Constataciones y consecuencias

A casi cuatro meses de la decisión, queda claro que la incorporación de la DC al comando de Jeannette Jara es un proceso complejo, marcado por negociaciones intensas y una convivencia forzada entre corrientes políticas diversas. La fractura interna en la Falange, evidenciada por renuncias y debates acalorados, refleja un partido en transición que busca redefinir su identidad en un escenario de izquierda renovada.

Para Jara, esta alianza es una apuesta a la amplitud y representación, pero también un riesgo que puede diluir la coherencia programática y generar resistencias internas. La tensión sobre temas como el aborto y la distribución de roles revela que la unidad política no está garantizada y que el camino hacia la presidencia será un ejercicio constante de equilibrio entre principios y pragmatismo.

Finalmente, este episodio pone en evidencia cómo las coaliciones políticas en Chile se construyen en la incertidumbre y la negociación permanente, donde los acuerdos son frágiles y las lealtades, fluctuantes. La campaña de Jara, con la DC como aliada clave pero incómoda, será un laboratorio político para observar cómo se manejan las contradicciones y se forjan los nuevos liderazgos en la izquierda nacional.