
Un proyecto que divide a la ciudad
El 3 de agosto de 2025, Metro de Santiago emitió una carta aclaratoria sobre las críticas recibidas respecto al diseño y trazado de la futura Línea 9, especialmente en el sector de Bajos de Mena. Este episodio, lejos de ser un simple intercambio de opiniones, revela una tensión profunda entre la planificación técnica y las expectativas ciudadanas, que ha ido madurando en los últimos meses.
La Línea 9 se presenta como una arteria clave para mejorar la movilidad oriente-poniente, con un diseño que incorpora criterios técnicos, sociales y urbanos, según señalan desde Metro. Sin embargo, la comunidad de Bajos de Mena ha expresado su preocupación por la aparente desconexión entre el proyecto y las necesidades reales del territorio, en particular en relación con la accesibilidad al Hospital Provincial (actual CRS Cordillera).
Perspectivas en conflicto
Desde el gobierno y Metro, la narrativa se sostiene en un análisis integral de movilidad que justifica la localización de estaciones y la inversión en intermodalidad. Héctor González Garrido, gerente de Ingeniería de Metro, afirmó que “el trazado responde a un estudio integral que considera no solo la estación sino también conexiones complementarias, como un sistema exclusivo de buses eléctricos para pacientes entre el hospital y la estación más cercana”.
Por otro lado, las organizaciones sociales y vecinos de Bajos de Mena critican que estas soluciones no abordan las dificultades cotidianas de desplazamiento y que la planificación no refleja las demandas históricas de un sector marcado por desigualdades y carencias en infraestructura.
Expertos en urbanismo y movilidad urbana aportan una mirada que no solo reconoce los avances técnicos, sino que advierte sobre riesgos de fragmentación urbana y exclusión social si no se ajustan los proyectos a las realidades locales. La académica de la Universidad de Chile, María José Rojas, señala que “los procesos de planificación deben ser más participativos y sensibles a las dinámicas territoriales, para evitar que la infraestructura pública profundice las brechas existentes”.
Contexto histórico y socioeconómico
Bajos de Mena es un territorio emblemático de la periferia santiaguina, con una historia marcada por la marginalización y la lucha por mejores condiciones de vida. La llegada de la Línea 9 podría ser una oportunidad para revertir décadas de desconexión, pero también un escenario donde se pone en juego la justicia espacial y la equidad.
El proyecto contempla la consolidación del eje Sargento Menadier como vía principal oriente-poniente, con inversiones en infraestructura vial complementaria, como el viaducto sobre la Autopista Acceso Sur, ya en ejecución. Sin embargo, esta apuesta ha generado inquietudes sobre cómo se integrarán los diferentes modos de transporte y si realmente beneficiará a los usuarios más vulnerables.
Un debate que no cesa
A casi cuatro meses desde la publicación de la carta aclaratoria, el debate continúa en diversos foros, desde instancias oficiales hasta espacios comunitarios. La tensión entre la planificación técnica y las demandas sociales no se ha resuelto, y se ha convertido en un espejo de las dificultades que enfrenta Santiago para articular un desarrollo urbano inclusivo.
Conclusiones y certezas:
Este episodio invita a reflexionar sobre cómo se construyen las ciudades y quiénes son los protagonistas de esas decisiones. La tragedia no es solo técnica ni social, sino la distancia que aún separa ambos mundos, que deben encontrarse para que Santiago avance sin dejar atrás a sus sectores más vulnerables.
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Fuentes consultadas: carta pública de Metro de Santiago (2025-08-03), declaraciones de Héctor González Garrido, análisis de académicos de la Universidad de Chile, testimonios de organizaciones comunitarias de Bajos de Mena.