
Un terremoto silencioso sacudió el panorama electoral chileno durante los últimos meses, y hoy, con la perspectiva del tiempo, sus consecuencias comienzan a delinearse con mayor claridad. Entre junio y agosto de 2025, la preferencia por José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, cayó del 29% al 25%, según la encuesta Criteria. Esta baja, aunque moderada, ha reconfigurado las expectativas en un escenario que parecía más estable meses atrás.
Mientras tanto, Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista y figura oficialista, se mantiene firme en el primer lugar con un 30% de apoyo, consolidando su posición en la primera vuelta. Por su parte, Evelyn Matthei, representante de Chile Vamos, ha logrado estabilizar su porcentaje en torno al 16%, tras una caída inicial, desplegando una estrategia que busca conectar con el electorado centroderechista al estilo alemán.
Desde la derecha, la caída de Kast ha generado inquietud y análisis. Sus seguidores atribuyen esta baja a la creciente fragmentación del electorado conservador y a la consolidación de Matthei como opción moderada. 'La dispersión del voto en la derecha es un reflejo de la diversidad interna, no una derrota definitiva,' señala un analista político cercano al Partido Republicano.
En contraste, desde el oficialismo, la estabilidad de Jara es vista como una oportunidad para capitalizar el descontento social y avanzar hacia un gobierno con mayor respaldo popular. Sin embargo, su dificultad para imponerse en segunda vuelta frente a ambos candidatos de derecha —con caídas de 11 y 6 puntos frente a Kast y Matthei respectivamente— muestra que el camino sigue siendo arduo.
Para Matthei, la consolidación en torno al 16% representa un triunfo estratégico. Su giro hacia la centroderecha y el intento de emular modelos europeos buscan atraer a votantes desencantados con la polarización. 'Estamos viendo el nacimiento de una derecha más pragmática y menos ideologizada,' comenta una académica experta en partidos políticos.
Un fenómeno que no puede soslayarse es el alto porcentaje de votos nulos o en blanco, que oscila entre el 21% y el 26% en escenarios de segunda vuelta. Este dato revela un electorado desconfiado o insatisfecho con las opciones disponibles, un síntoma de desgaste político y fragmentación social.
Además, la elegibilidad de los candidatos refleja tensiones internas: Franco Parisi y Johannes Kaiser enfrentan un rechazo mayoritario, pero también Jara y Kast presentan niveles significativos de desaprobación, lo que complica la construcción de mayorías claras.
La caída de Kast y la estabilidad relativa de Jara y Matthei no solo reconfiguran el tablero electoral, sino que evidencian un Chile político en plena transformación. La derecha se debate entre la polarización y la moderación, mientras el oficialismo lucha por ampliar su base y superar la barrera del segundo turno.
La alta proporción de votos nulos y la desconfianza hacia los candidatos señalan una ciudadanía crítica y exigente, que no se conforma con respuestas simplistas ni con candidaturas que no representen sus demandas.
En este escenario, la política chilena enfrenta el reto de reconstruir vínculos con una sociedad que, aunque fragmentada, busca nuevas narrativas y liderazgos capaces de ofrecer certezas y caminos claros. La próxima elección será, sin duda, un escenario donde se juegan no solo cargos, sino la capacidad de canalizar esperanzas y evitar la profundización de divisiones.
Fuentes consultadas: encuesta Criteria (agosto 2025), análisis políticos de El Mostrador, entrevistas con expertos en ciencias políticas y opinión pública.