
La confirmación de Evelyn Matthei como candidata presidencial de Renovación Nacional (RN) el pasado 2 de agosto de 2025 marcó un punto de inflexión en la convulsionada arena política chilena. En el Consejo General de RN, celebrado en la sede del Congreso en Santiago, Matthei recibió el respaldo oficial de su colectividad, a pesar de las divisiones internas evidentes, especialmente tras el apoyo público de figuras clave a José Antonio Kast, exlíder del Partido Republicano.
"Necesitamos construir una mayoría política y social que recupere el rumbo, que dé certezas, que una a los chilenos en lugar de dividirlos", afirmó Matthei en un discurso que buscó más que unificar a su partido, tender puentes en un país que vive un clima de polarización creciente.
La elección de Matthei no fue unánime ni sencilla. Renovación Nacional se encuentra en un momento de tensión entre su ala tradicional, representada por figuras como la propia exalcaldesa de Providencia, y sectores que han volcado su apoyo hacia el republicanismo más duro encabezado por Kast. Esta división refleja un fenómeno más amplio en la derecha chilena, donde la disputa por el liderazgo y la definición ideológica ha generado incertidumbre electoral.
Desde la base militante, las opiniones también son dispares. Mientras algunos valoran la experiencia y moderación de Matthei, otros cuestionan si su candidatura podrá realmente contener el avance republicano sin sacrificar la identidad histórica del partido.
Matthei subrayó que la victoria presidencial no basta si no se acompaña de un triunfo en el Congreso. Este reconocimiento apunta a la complejidad del sistema político chileno, donde la gobernabilidad depende en gran medida de alianzas legislativas. La dispersión parlamentaria y la presencia de múltiples fuerzas políticas —desde la izquierda hasta el centro y la derecha radical— hacen que el control del Congreso sea una tarea titánica.
Para Matthei y RN, esto implica no solo consolidar su base electoral, sino también negociar con otros bloques para construir mayorías estables que permitan implementar políticas claras y evitar la parálisis.
Desde la perspectiva social, el llamado a la unidad de Matthei responde a una demanda ciudadana que anhela certezas en medio de un clima de incertidumbre económica y social. Sin embargo, sectores críticos advierten que la retórica de unidad puede ser insuficiente si no se acompaña de propuestas concretas que atiendan las desigualdades y las demandas históricas de justicia social.
Analistas políticos coinciden en que Renovación Nacional enfrenta un momento definitorio: debe elegir entre reafirmar su identidad como un partido de centro-derecha moderado o ceder espacio al republicanismo, que ha ganado terreno con un discurso más confrontacional.
La confirmación de Evelyn Matthei como candidata presidencial de RN es más que un hecho electoral; es un síntoma de las tensiones y desafíos que atraviesa la derecha chilena en 2025. Su llamado a la unidad y a la construcción de mayorías políticas refleja la necesidad de un liderazgo capaz de navegar en un escenario fragmentado y polarizado.
Sin embargo, la verdadera prueba estará en la capacidad de Matthei y RN para traducir esta unidad discursiva en acuerdos efectivos, tanto dentro del partido como en el Congreso, y para responder a las expectativas de una ciudadanía que demanda certezas y soluciones concretas.
En definitiva, el escenario político chileno se presenta como un coliseo donde los actores luchan no solo por el poder, sino por definir el rumbo de un país que busca reconciliar sus diferencias para avanzar.