
Un golpe inesperado en el tablero global del cobre se selló en agosto de 2025, cuando el gobierno de Estados Unidos anunció que Chile quedaría excluido del arancel del 50% impuesto a la exportación del metal rojo. Este anuncio sorprendió a la industria minera y a los analistas internacionales, pues Chile es el mayor productor mundial y el principal proveedor para la economía estadounidense.
La historia detrás de esta decisión tiene un protagonista chileno poco conocido hasta ahora: Juan Ignacio Díaz, abogado y presidente de la International Copper Association (ICA), la organización global más influyente en la defensa del cobre. En abril de este año, Díaz sostuvo una reunión de casi dos horas en la Casa Blanca con el equipo del entonces presidente Donald Trump, donde expuso argumentos técnicos y económicos para reconsiderar la medida arancelaria.
Díaz, formado en Derecho en la Universidad Finis Terrae y con una carrera internacional que incluye un máster en Derecho Comercial en la Universidad de Duke y cargos ejecutivos en Siemens, ha sido la voz técnica que logró abrir un canal de diálogo en medio de una tensión política y económica global. Según sus propias palabras, 'la clave fue no politizar la discusión, sino proponer, conversar y escuchar'. Esta estrategia pragmática fue fundamental para que el gobierno estadounidense reconsiderara la imposición arancelaria.
Desde el mundo empresarial chileno, la noticia fue recibida con alivio y optimismo. El presidente de la Sociedad Nacional de Minería señaló que 'esta exclusión es vital para la estabilidad y competitividad del sector, que atraviesa su peor crisis en décadas'. Sin embargo, voces críticas dentro del mundo ambiental y social advierten que la defensa del cobre no puede desligarse de los impactos socioambientales que genera la minería en Chile. Para ellos, esta victoria comercial debe ir acompañada de una mayor responsabilidad y transparencia.
En el plano político, la situación expuso la tensión entre la necesidad de proteger un recurso estratégico para la economía nacional y las presiones internacionales por regulaciones más estrictas. Algunos sectores de la oposición cuestionaron la falta de una política minera integral y la dependencia excesiva del cobre como motor económico.
La exclusión de Chile del arancel estadounidense no solo salvó miles de empleos y millones en exportaciones, sino que también puso en evidencia la importancia del liderazgo técnico y diplomático en escenarios globales complejos. La figura de Díaz representa un ejemplo de cómo el conocimiento especializado y la negociación estratégica pueden influir en decisiones de alto impacto.
No obstante, la historia no concluye aquí. El sector minero chileno enfrenta desafíos estructurales profundos, desde la modernización tecnológica hasta la sostenibilidad ambiental y social. Esta victoria temporal debe ser el punto de partida para un debate más amplio y plural sobre el futuro del cobre y su rol en la economía chilena.
En definitiva, la trama que se desarrolló entre Washington y Santiago nos deja una lección clara: el cobre, más que un metal, es un campo de batalla donde convergen intereses políticos, económicos y sociales que requieren ser comprendidos en toda su complejidad para evitar tragedias futuras y construir un camino sostenible.
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Fuentes: Diario Financiero (2025-08-02), declaraciones de Juan Ignacio Díaz, Sociedad Nacional de Minería, análisis sectoriales y voces sociales.